jueves, 26 de febrero de 2015

No sé muy bien la idea que tengo de mi país.





No sé muy bien la idea que tengo de mi país, lo que tengo claro es que tenga la idea que tenga sería incapaz de vivir en otro lugar, en ese punto no soy tanto localista sino patriota, podría vivir en otra ciudad pero siempre de España, está claro, también me gustan para vivir el resto de países meridionales como Portugal, Italia, Grecia, sur de Francia, por lo demás no dejo de ser consciente de nuestros fallos pero admiro por encima de todo factores como nuestra riqueza natural, paisajística, histórica, nuestra gastronomía, cultura…, clima, no me gustan en general tanto mis compatriotas, no sé bien si es un problema de ser español específico o si del género humano en general, no tengo tantos datos para comparar, después de todo puede que no estemos tan mal, no seguramente a nivel individual pero sí a nivel colectivo, somos muy individualistas, poco dados a la cooperación, la solidaridad, la empatía, el respeto, tal vez tenemos una chispa propia de países latinos pero sin embargo es difícil que saquemos adelante proyectos colectivos salvo que nos dirijan con mano dura, precisamente por nuestra genialidad que nos hace ser muy críticos siempre y rígidos con frecuencia, de ahí que el debate político sea tan agrio y la falta de cohesión política algo bastante grave que impida articular proyectos de regeneración de manera mancomunada, nos resulta muy difícil ceder, tender la mano, ponernos en el lugar del otro, valorar el trabajo ajeno, reconocer los méritos de los demás, escuchar, dar una oportunidad, y tratar al otro como si fuéramos nosotros mismos, como nos gustaría que nos trataran.
En general en cuanto a la convivencia aquí impera el caos, o por mejor decir tendemos al caos y a la anarquía, podemos parecer vistos desde fuera incivilizados, primitivos, todo eso tiene su origen en una falta de nivel educativo y cultural, en una falta de desarrollo de conciencia social y de no haber llegado a interiorizar plenamente las normas de convivencia básicas.
Y no mejoramos nada, incluso creo que ha habido una cierta involución desde los primeros tiempos de la democracia hasta ahora, nos hemos ido asilvestrando al socaire de las soflamas políticas de turno y del consumismo que no buscaban sino su interés despertando nuestras bajas pasiones e instintos, manipulándonos en su favor.
Y qué solución tiene esto? Pues más educación, más cultura, unos medios de comunicación independientes que formen en valores a los ciudadanos y una revolución política que pase por poner el centro sobre el que pivote lo público en el pueblo y no en los partidos y las grandes empresas, sus intereses y sus dirigentes.

El paseante


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