Esto no fue un sueño, fue algo real, unas declaraciones del
ministro del interior en el telediario, Fernández Díaz creo que se llama, me
impactaron especialmente, en su tono habitual, el que le haya oído ya sabe cuál
es, parece que en lugar de hablar regañara, se refirió al asunto ese tan feo de
los guardias civiles que dispararon pelotas de goma a unos negritos que
pretendían entrar en España a través de una playa del sur, el juez ha abierto
diligencias para esclarecer los hechos, me pregunto qué pretendía la guardia
civil conseguir disparando las pelotas de goma?, que cruzaran de nuevo a nado el
mar hasta África y murieran de agotamiento o hipotermia?, o me faltan datos o
no comprendo bien la medida, el caso es que algunos murieron y se trata de
esclarecer si se debió a los disparos de las pelotas de goma o no, para mí está
clara la conclusión pero para el ministro los guardias civiles son
absolutamente inocentes, cuentan con su apoyo incondicional y espera que el
juez resuelva el caso cuanto antes sin más dilación (encima con premuras al
juez).
Poco científico o racional eso del apoyo incondicional y la
seguridad de inocencia a priori sin esperar a las pruebas, muy visceral, yo
creo que con la visceralidad no se debe gobernar y menos tratándose de hechos
tan graves, pero lo que más me impactó es que no dijera ni una palabra sobre
las muertes, sobre las víctimas, ahí hubo el más absoluto de los silencios,
caramba, lo primero que siente alguien cuando un semejante muere es pena,
dolor, tristeza, y más en esas circunstancias, quedé impactado y apagué el
televisor, me fui a dormir pensando que cada día está peor todo, es como una
sensación de desintegración, de disgregación, de imposibilidad cada día mayor
de asimilar una realidad cada día más dura.
El paseante
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