Ya eres libre pobre perrito, te echo de menos sin haberte
conocido, eso da igual, si conoces a un perro conoces a todos, en tus ojos veo
los ojos de mis perritos, de mis gatitos, de cualquier animal desprotegido, en
tus ojos veo la inocencia, la pureza, y lo que es peor, la fe en los hombres,
la certeza de que no te vamos a fallar, algunos no te fallaríamos nunca, antes
nos fallaríamos a nosotros mismos que fallarte a ti, pero tú confías en todos nosotros
por igual porque no sabes como yo sé de la maldad, la ignorancia, la brutalidad
del hombre, y no lo sabes porque no puedes imaginar que alguien pueda ser tan diferente
a ti.
Se puede vivir en un mundo que mata a un pobre perro
indefenso de esa manera? Se puede seguir creyendo en algo, en alguien, en la
vida, en el mundo? Se puede seguir viviendo entre tanta brutalidad repetida,
evidenciada de continuo por los poderes públicos indiferentes al sufrimiento y
la desprotección de los débiles?
No sé si se puede, seguramente no se puede pero la vida
tiende a seguir pese a todo, sigue su inercia, igual que la maldad del hombre, que
perdura pese a todo, como una seña de identidad cada día más sustancial en el
hombre.
Mira Excalibur, uno de mis perritos me recuerda a ti, me
mira igual, tenéis el mismo color de pelo, os acurrucáis igual en el sofá,
transmitís igual ternura, una especie de desvalimiento que pide sólo amor, mira
Excalibur tu muerte me ha dolido tanto que desde entonces me siento más triste
aún por una sociedad en la que los que mandan consienten y promueven el
maltrato y el cruel sacrificio animal, me hubiera gustado haber podido salvarte
como he salvado a todos los animales que han pasado por mi vida recogidos de la
calle y salvados de una muerte segura, pero ha sido imposible, ni yo ni todos
los que como yo te hubiéramos salvado hemos podido hacer nada por ti, sólo
llorar tu pérdida.
Adiós perrito, ya eres libre, descansa en paz.
El paseante