miércoles, 30 de octubre de 2019

Sentencia del proces.





Ni mucho ni poco, un término medio, parece decir la sentencia, parece una graduación de la pena previa, a la cual se ha adaptado su contenido, el de la sentencia, para justificarla, y en esa justificación es donde se embarra todo, ¿cómo es posible condenar a 13 años de prisión a alguien por una simple ensoñación?, ¿y cómo se justifica que la violencia callejera tiene su origen en ese alguien que es condenado?, no se condena sin embargo a todos aquellos que ejercieron la violencia en las calles, una violencia que comparada con la de ahora fue un juego de niños, sin embargo ahora al que la alienta desde las instituciones ni se le detiene. Los recientes acontecimientos en las calles convierten la sentencia en discutible cuando menos, es mucho más grave lo de ahora y no hay reacción por parte de los poderes, reacción para exigir responsabilidades me refiero.
Todo el cuerpo legal que aprobó el independentismo en el Parlamento para declarar la independencia quedó en simple ensoñación transcrita, eso parece, por tanto, de rebelión nada, ésa era, sin embargo, la prueba fundamental de la rebelión, todas esas normas.
Un lío, primero Rajoy dejó ir las cosas hasta el límite, y cuando llega al límite se lía a palos, y ahora la sentencia viene a intentar parchear la situación sin crear alarma social e intentando congraciarse con todos, un término medio, que a nadie satisface sin embargo y que enciende al independentismo.
Pero si mantienes prisión provisional durante dos años tampoco puedes ahora dejarlo todo en desobediencia y malversación, que es, sin embargo, lo que mejor casa con una ensoñación.
Sinceramente no creo que ellos pensaran que lo de la independencia iba en serio, tan tontos es imposible que sean, simplemente quisieron generar un estado de alarma y ante el panfilismo del gobierno de entones ver si colaba o si se sentaban a negociar al menos.
Creo que las penas de cárcel se irán diluyendo como un azucarillo en el café más pronto que tarde mediante beneficios penitenciarios y que en las sucesivas instancias de los recursos se desactivarán totalmente, y saldrán absueltos porque ya no habrá habido ni siquiera desobediencia o malversación al no haber sido contempladas éstas en la sentencia primera, que es lo que de forma más clara en realidad hubo como mínimo.
Por otro lado, el azucarillo en el café también es aplicable a la desactivación del radicalismo, sólo a través de la toma de conciencia de la mayoría de la población catalana de los peligros y de las urnas se irá saliendo de este atasco institucional, social y político, por eso el President no quiera convocar elecciones, porque no las tiene todas consigo.
La papeleta es una papeleta heredada desde mucho tiempo atrás, la táctica del avestruz de los gobiernos nacionales desde siempre y el consiguiente envalentonamiento del independentismo.
La mayoría quiere orden y paz, no revoluciones que no traerían más que penurias, véase el ejemplo del Brexit, ésa pretendida independencia de Gran Bretaña que por unos sucesivos e inconscientes deslices políticos sin rumbo tiene bloqueado un país.

El paseante


miércoles, 16 de octubre de 2019

Tarea difícil la de la sentencia.




Tarea difícil la de la sentencia, materia incierta la del proces, no hay por dónde cogerlo, según se ponga el énfasis en un aspecto u otro es totalmente diferente la conclusión, para empezar es como juzgar sentimientos, y al final es en lo que ha caído la sentencia hablando de ensoñación, pero entonces ha servido de poco tanto tiempo de espera y de disquisiciones jurídicas, al no haber precedentes sobre hechos parecidos los jueces han estado seguramente algo perdidos.
¿En qué medida lo que sucedió es un delito?, ¿Y de serlo qué delito sería?, ¿Y si lo fuera sería en grado de tentativa o de realización?
Una vez subidos al carro de la rebelión por parte del instructor es difícil dejarlo todo en nada, ahí estaba la sedición esperando como alternativa más suave, y la desobediencia como alternativa del aquí no ha pasado en realidad nada.
Pero si los procesados llevan 2 años de prisión provisional cualquiera deja todo en nada, qué sentido hubiera tenido, se pregunta uno.
Al final la sentencia recoge el argumento de las defensas, un sueño imposible, un idealismo, una representación para forzar la negociación con el gobierno, puro teatro.
Luego no hay rebelión, no se atentó contra el orden constitucional, pero dice la sentencia que sí hubo sedición, se atentó contra el orden público.
Sin embargo, y desde un punto de vista formalista, se atentó contra la constitución con leyes promulgadas por el Parlamento, pero eran ensoñaciones por lo visto, y por contra es difícil probar que las alteraciones del orden público partieran de los procesados, el nexo causal es imposible de establecer claramente, eran actos espontáneos de los manifestantes dijeron las defensas, y lo dirán en los próximos recursos que acabarán levantando el delito de sedición a buen seguro.
Creo que al final todo quedará en desobediencia, el Supremo ha marcado el camino sacando de consideración en las siguientes instancias procesales a la rebelión, que era, dada su evidencia normativa, el delito más probado.
La violencia sigue dándose, incluso hoy con mayor fuerza que durante el proces, arden las calles de Barcelona contra la sentencia y, sin embargo, no se procesa a los responsables políticos que gobiernan hoy Cataluña, porque lo que dicen es que son manifestaciones, nada más, doble rasero para estos políticos con respecto a los procesados.
Para este viaje no necesitábamos alforjas, podría haberse simplificado todo tanto desde el principio, incluso antes de que se cometiera la declaración de independencia, si el gobierno de entonces no hubiera dejado pasar las cosas.

El paseante


lunes, 14 de octubre de 2019

La película de la semana. Joker. Todd Phillips. 2019.





Primera película que veo del Joker, no puedo comparar, pero no creo que este Joker sea comparable, más bien parece único, irrepetible también, el título es él y la película es él, o por mejor decir, la interpretación de Phoenix, que te hace meterte tanto en el personaje y en la situación que te arrastra fuera del momento a su realidad, identificándote con algo que en él está llevado al extremo pero que configura la vida de cualquiera, la incomprensión, injusticia, falta de oportunidades, la sociedad es inmisericorde y más en esos escenarios de megalópolis y explotación totalmente deshumanizados.
Es un cómic y así está tratado, como en los cómics lo importante es el protagonista, el héroe, antihéroe en este caso, el duelo Phoenix – De Niro resulta de una tensión extrema y enfrenta dos modos de vida irreconciliables, la verdad y la mentira, la sinceridad y el cinismo, la vulnerabilidad y la explotación.
El Joker evoluciona en la película, cambia, el personaje se va transfigurando, se vuelve al final algo así como un melifluo espectro de destrucción y ajuste de cuentas que no perdona, continuará, tal vez sí, pero será difícil o imposible poder alcanzar esta cuota de abismo interpretativo y de inspiración, de transfiguración litúrgica, esta sustancialidad inmanente que trasciende al actor, la película, la pantalla y al espectador, transportándolo a los propios abismos de su vida y a sus propios abismos interiores, convirtiéndolo todo en una payasada, una broma cruel de consecuencias fatales, imprevisibles, un engaño.
Creo que todos somos un poco Joker, lo reconozcamos o no, aunque prefiramos pensar que Joker sólo hay uno en la pantalla, pero lo cierto es que este Joker se sale de la pantalla y te arrastra, te invade, y lo que es peor, se queda contigo.

El paseante