106 – El moños
en acción
The nigth of the moños, eso era esa noche, the night of the
moños, del moños que ni moños tenía ya, el ambiente en el Strong era deprimente,
el moños no sabía bien si se debía al whisky de garrafón o si sufría
alucinaciones, el local se fue llenando paulatinamente de gente extraña, todos
salidos como de La matanza de Texas o algo parecido, miraban aviesamente al
moños como a un infiltrado en un lugar en el que era un desconocido, parecía que
nadie ligaba con nadie, todos debían conocerse desde hace mil años con lo cual
se tenían tan vistos los unos a los otros que ni novedad había, ni aventura, ni
sorpresa, menudo rollo, pensó el moños, que en una esquina del local pensaba en
locales similares de otras ciudades como Londres o Berlín, Hamburgo, Düsseldorf,
de donde era el famoso vampiro, ni fumar se podía ya en esos antros desde la ley
Zapatero, menudo rollo de lugares!, en unos monitores colgados del techo se
proyectaban continuamente videos porno en los cuales siempre se veían las mismas
posturas, los mismos actos repetidos hasta el infinito, a los actores rara vez
se les veían las caras, siempre el culo o el pene erecto, nada más, todo acababa
de manera feliz al final, siempre con grandes alharacas por parte del que asumía
el rol activo al cual se veía jadear airadamente, sincopadamente, los videos
estaban mudos por supuesto para que nada interrumpiera el chunda chunda
impenitente de la música house, sería eso house?, se preguntó el moños que en
cuestión de música moderna estaba pez, y añoró súbitamente poder escuchar aunque
fuera en aquel Versalles de la depravación alguna música de Lully, al fin y al
cabo todos aquellos personajes no pasaban de ser unas Maria Antonietas de
pacotilla, el moños comenzaba a desvariar ya cuando de repente le pareció ver a
alguien conocido, qué vergüenza encontrarse con alguien conocido allí!, menos
mal que él iba de camuflaje, le pareció ver a la Brutta vestida de hombre en
esta ocasión, pobre Brutta, y decía que no le gustaban los hombres…, seguro que
al terminar la actuación en el Divas y echando de menos el encuentro con el
moños se había tirado al monte, como suele decirse, sí, sí, era ella travestida
en hombre, de crossdresser masculino, qué fuerte pensó el moños y amparado por
el anonimato de su apariencia se dirigió hacia ella para invitarla a una copa,
cuando se acercó a él la Brutta le miró de arriba abajo y se alejó con gesto de
desprecio, pero Brutta no me reconoces?, dijo entonces el moños, y la Brutta dio
otro respingo y se alejó aún más, entonces el moños sacó la fiera que lleva
dentro y la cogió fuertemente por el brazo violentándola y trayéndola a él para
besarla, en cuanto lo hizo la Brutta volvió a quedar desmayada sin voluntad en
los fornidos brazos del moños, ya no le importó que fuera calvo, que llevara
barba y gafas, ni que oliera a sudor, nada le importó a la Brutta en cuanto
comprobó la fortaleza con que aquel hombretón la apretaba el culo, moños no se
identificó, la arrastró hasta una de las cabinas del laberinto y la obligó
primero a desnudarse, después a desnudarle a él y después a hacer todo tipo de
actos vejatorios, la humilló, la sometió, volvió a hacer de ella una mujer
completa, satisfecha, una mujer lasciva, viciosa, insaciable, el moños tenía esa
facultad, le dabas un hombre altivo y te devolvía una mujer viciosa, una
verdadera puta, moños era así, un prodigio sexual, cuando terminó de satisfacer
sus más bajos e inconfesables deseos dejó tirada a la Brutta suplicándole que
continuara, mirándole implorante arrodillada en el putrefacto suelo de la negra
cabina, el moños hizo oídos sordos a sus súplicas y salió zumbando, no sin antes
robarla toda su ropa como acto de humillación final, a ver cómo se las apañaba
ahora para salir de ahí la muy zorra…? Qué fuerte, no?
(continuará)
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