El otro día hablando con una compañera de trabajo le dije que yo era de izquierdas y después de mirarme perpleja durante un momento de tenso silencio se echó a reir estrepitosamente, menos mal que estábamos solos, al momento me dijo con una media sonrisa de ironía sostenida en los labios que podía creerse que fuera cualquier cosa menos de izquierdas.
Me quedé perplejo, la verdad es que la escena me resultó ligeramente traumática, queda claro que una cosa es como tú te ves y otra bien diferente cómo te ven los demás.
La verdad es que me miro en el espejo y no acierto a comprender por qué razón no parezco ser de izquierdas, yo así me siento.
Pero no era cuestión de preguntar más, si me hubiera dado más explicaciones seguro que me deprimo aún más.
Mis compañeras de trabajo son un tanto particulares, ya lo habréis ido notando por otras entradas del blog, en general me tratan como si fuera su marido o como si fuera su hijo, nunca consigo que me traten como si fuera su compañero de trabajo sin más, que es lo que en realidad soy, no lo consigo, y esto es algo que me viene sucediendo desde siempre en todos los trabajos, tal vez se trate de una percepción mía, o tal vez de una predisposición a adoptar siempre el papel de hijo o de esposo ante una mujer, no lo sé, no estoy seguro, creo que debería tratarlo con mi psicoanalista.
Bueno, que me he ido por las ramas, algo que me suele pasar con frecuencia, se me cruza una idea por la cabeza y me voy detrás de ella y me pierdo, a veces soy capaz de regresar al tema en cuestión y otras veces no, bien porque no lo recuerdo ya, bien porque cambian mis prioridades sobre la marcha.
Me he vuelto a ir por las ramas, vuelvo al tema, todo venía a cuento por lo del complot judeo-masónico y la derecha, y es que yo noto que soy de izquierdas porque me doy cuenta de esas cosas, si no las percibiera significaría que soy de derechas, es decir, no tendría sentido crítico frente a ellas.
Cuando murió Franco nos dieron en el colegio tres folletos editados en papel cuché y en color, algo inusitado para la época, uno recogía el testamento político de José Antonio, otro el testamento político de Franco, y el tercero contenía los principios fundamentales de El Movimiento.
De todo eso sólo recuerdo un punto del testamento político de Franco, el que decía que los enemigos de España estaban alerta, que tuviéramos cuidado.
Me dejó sorprendido aquello, después de 40 años de dictadura seguían alerta los enemigos, menuda paciencia que habían tenido, no se decía si se trataba de los mismos enemigos o de otros diferentes, todo era un tanto ambiguo.
A mí aquello pese a tener entonces 15 años ni me asutó, no sé bien por qué, tal vez la inconsciencia de los pocos años, o tal vez debía tener ya entonces cierta insensibilidad hacia los discursos políticos.
Cíclicamente, de una u otra manera, con diferentes protagonistas, la teoría del complot resurge, bueno, si en el año 1975 no se hizo mucho caso al tema me pregunto el caso que puede hacérsele ahora.
Al parecer los enemigos de España ahora son, entre otros, el 15 M, van variando, es lógico, tanto los judíos como los masones se supone que son ahora los que nos gobiernan a nivel mundial, ya no pueden ser un complot, son los que se oponen a los supuestos complots.
La vocación del complot es hacerse con el poder, me pregunto: ¿llegará el 15 M a gobernar el mundo algún día?
El paseante.
Septiembre 2011.