Todos los tópicos son pocos para elogiar el amor, igualmente
para denostarlo, no se comprende si no estás enamorado tanto desvarío, desde la
cordura la locura no se entiende, cuando lo has tenido y lo has perdido te
faltará ya siempre algo, te sentirás como huérfano, casual es su llegada,
casual su partida, amor y mortaja del cielo bajan dice el refrán, o algo
parecido, generalmente nadie entiende de qué se enamora uno , qué ve en el otro
para enamorarse de él, y si a uno le preguntan sin embargo mil razones le
vienen a la cabeza y se le agolpan mil motivos que hacen a su amado adorable,
incomprensible la elección del sujeto amado es casi siempre para los demás.
Uno tiene tendencia natural a enamorarse, es algo
instintivo, parece uno programado para enamorarse desde la cuna, y no sólo para
enamorarse en general sino para enamorarse de alguien en concreto, de un tipo
de persona con unas características determinadas, el éxito en el amor depende
de lo convenientes para uno que sean esas características del otro que se
prefieren y viceversa, complicado, también dicen que el amor se acaba, que no
dura siempre, aunque así nos parezca al enamorarnos, al niño la vida y al
enamorado el amor les parece que son para siempre, ni se plantean siquiera su
caducidad, incompatible con la niñez y con el enamoramiento es cualquier
horizonte temporal que no sea ilimitado.
Desde siempre el amor ha sido objeto de debate,
controversia, la poesía, la literatura, el ensayo, la psicología, han hablado
sobre el amor, el cine también, el cine sobre todo ha tenido ahí su gran filón,
nada como una buena película romántica para recuperar la fe en el amor,
reconforta ver en la pantalla el amor idealizado aunque con frecuencia luego se
pasa mal porque el amor termina con frecuencia y por culpa de una de las dos
partes generalmente, muy difícil converger en el desenamoramiento tal y como se
convergió en el amor.
La antítesis del amor es el desamor, que nada tiene que ver
con la indiferencia, indiferente nos es la gente en general, el antiguo amado
nunca podrá llegar a ser para nosotros totalmente indiferente, queda un
rescoldo de algo, de odio entreverado aún de amor, de un resto de amor, odio
por lo que consideramos con frecuencia una decepción o una traición, una
pérdida de confianza, de intimidad, que nos hace sentirnos vulnerables hasta que
recobramos la confianza en nosotros mismos y en los demás volviéndonos a
enamorar, porque el amor nos hace confiar en todo, estar optimistas, tener fe
en el futuro, ser felices, los momentos compartidos junto al amado nos hacen
ser felices sin necesitar nada más, y junto a él el tiempo no existe, adquiere
otra dimensión, es como si su compañía alimentara nuestro espíritu, como si
estuviéramos en presencia de Dios, y es que Dios es el supremo amor,
incondicional y eterno, y ha querido que pudiéramos conocerlo haciéndonos
capaces de enamorarnos, de ahí que cuando estamos enamorados nos sintamos como
dioses.
El paseante
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