lunes, 30 de mayo de 2016

Las fotos las saqué yo, mientras dabas el curso.



Hola amigo: ¡buenos días!  Gracias por incluir en tu blog mis sentimientos.

Las fotos las saqué yo, mientras dabas el curso. Recuerdo tus primeras palabras: "-Quién de vosotros puede decirme qué es la calidad de un servicio...", y la gente te empezó a decir palabras que tú anotabas en un pizarrón. Y yo estaba embelezada con cómo manejabas el auditorio.

Y no es que las fotos sean buenas, sino que el modelo es un divino. Allí sale tu ángel, tu alma, y eso es lo que se fotografíó.


Te quiero, Bsss. BC


La película de la semana. Tu voz entre otras mil. Paloma Concejero. 2014.




Segunda vez que veo la película, esta vez en casa, me compré el dvd, es curioso como cada vez que ves una película parece que fuera diferente, depende tanto de la percepción de uno que es poco objetivable el hecho de ver una película aún por la misma persona, esta vez me fijé más en los personajes secundarios, llaman poderosísimamente la atención, y me impactó aún más el deterioro final de Antonio Vega, por otro lado saqué aún mayor enjundia del personaje de la madre, si bien cuando vi la primera vez en el cine la película me impresionó, me parecía estar viendo a mi madre, a cualquier madre, por el aspecto arquetípico que tiene, en esta ocasión me fijé más en eso precisamente, en su carácter universal.
La que fue su mujer durante años cuando le abandonó ni se despidió de él, dice que cómo se iba a despedir de Antonio Vega, creo que con eso dice todo.
Ella misma confiesa que la adicción era no a la heroína sino a Antonio Vega y que ésa era peor adicción aún.
También creo que es representativo y queda muy recalcado en la película como Antonio Vega era una buena persona, la madre lo resalta por encima de todo, y hay un detalle revelador cuando un aspirante a batería le pidió que le hiciera una prueba y él le miró con esa mirada mitad seductora y mitad desvalida y le dijo que no necesitaba hacerle ninguna prueba que estaba contratado.
Pinceladas de un gran artista, reflejado en esta gran película desbordante de su música, de su mundo, de su filosofía de vida, le preguntan en una entrevista si había compuesto alguna vez una canción mirando a las estrellas y él, tras una emocionada pausa, contesta que ha mirado a las estrellas y luego ha escrito una canción.
Me pregunté cuando acabé de verla por segunda vez por qué me atrae tanto, y pensé que me siento identificado con ella porque es reflejo del paraíso perdido de mi juventud y porque me siento identificado en las zozobras y sinsabores de Antonio Vega, cada uno sale adelante como puede y no creo que sea peor la adicción a la heroína que ser funcionario.
Por eso y por deleitarme con la poesía y musicalidad de sus canciones es por lo que me encanta esta película.
Va por ti Antonio!

El paseante


Hola amigo: ¡buenas tardes!



Hola amigo: ¡buenas tardes! Es domingo, llueve, está frío y me pongo a leer tu blog para disfrutar de tu textos. Me encanta que renazcas contando tu día a día. Lo de las películas, la opinión, tu experiencia, tu conexión con los personajes, siempre es creativo y básicamente tienes que volver a verlas o verlas por primera vez, y desde tu enfoque. Lo mismo pasa con el teatro: tu crítica es excelente o letal. Ese es mi bloguero, sin términos medios, donde dice lo que es, lo que piensa, lo que siente, lo que le parece y lo que ve.

Te quiero por tu integridad, que tanto te costó salvaguardarla y que siempre la antepusiste a pesar de los obstáculos.

Bsss . BC


viernes, 20 de mayo de 2016

La película de la semana. La boda de mi mejor amigo. P. J. Hogan. 1997.




Esto es el fin del mundo, tres películas de la semana en la misma semana, este blog ha perdido el norte, este blog es una ruina, o no, tal vez este blog esté reverdeciendo, viviendo una segunda juventud y haciendo lo que le viene en gana fuera de toda disciplina, el motivo lo merece y es que esta película es mi favorita de entre todas, increíble, ni Bergman, ni Antonioni, ni Visconti, ni Pasolini, ni Allen, ni, ni, ni…, sino esta comedia romántica subcategoría imprescindibles, según el quiosquero de mi barrio, aunque no la compré en el quiosco sino en la fnac y me salió más barata que en el quiosco, imprescindible debe ser también en la fnac porque apenas pregunté por ella a la dependienta fue como una autómata a la estantería más cercana la cogió sin mirar del estante y me la trajo con una media sonrisa como diciendo: otro adicto al género.
Aprovechando mi visita a la fnac me compré también Tu voz entre otras mil, la película sobre Antonio Vega que me encantó cuando la vi en cine, y tres libros, Amado mío de Pasolini, Teatro completo de Lorca y de Doris Lessing Gatos ilustres, una edición especial con dibujos, total un pastón 70 euros, pero vale la pena, de Lorca buscaba sólo el texto de Así que pasen cinco años pero me tentó una edición bastante atractiva de su teatro completo y no puede resistirme.
Volviendo al tema, la película, la volví a ver ayer por la tarde, pues qué decir, me la conozco de memoria y me río por anticipado antes de que se produzca el gag, y lloro por anticipado también, es como si estuviera programado y saltara el chip un momento antes de ver las escenas, con estas películas a las que soy adicto desconecto totalmente de la realidad, el tiempo deja de existir, cuando terminó no lograba reconocer ni dónde estaba, ni quién era, pensé que me había convertido en Julia Roberts y que estaba aún bailando con Rupert Everett en la escena final de la película, Just the way you are…
Pero no andaba descaminado porque realmente soy Julia Roberts, o al menos el personaje que representa en la película, ésa es la clave de lo enganchado que estoy, ese personaje que sólo se apasiona por alguien cuando lo pierde soy yo, ese personaje que cuanto más se interesan por él no hace ni caso, soy yo, ese personaje al que le da terror el compromiso, soy yo, ese personaje, ese personaje, ese personaje…
Y así hasta el infinito.
Inenarrable el soseras del novio, la ñoña de la novia, el amigo gay, inenarrables las escenas, inenarrables las canciones, en fin, nada como sumergirse en algo así, algo que es no sólo una película, que es más que una película, que es como un baño de vida, optimismo, humor y buen rollo.
Algo que te reconforta con la vida y contigo mismo.

El paseante


martes, 17 de mayo de 2016

La película de la semana. Ghost. Jerry Zucker. 1990.




Dos películas de la semana en la misma semana de nuevo, este blog está perdiendo el norte, o no tanto, a veces las necesidades vienen por impulsos irrefrenables, y la de ver buen cine es una de ellas, me encantan las películas de yuppies en New York, me fijo en sus pisos, su vestimenta, sus costumbres, sus hábitos de vida, los lugares a los que van, su mentalidad un tanto infantiloide como de niños malcriados, su mundo tan ficticio, tan alejado de la realidad de la mayoría de los mortales, ese microcosmos yuppie, epítome del desarrollismo consumista y de la especulación capitalista que alienta a estos niños malcriados de la economía de mercado especulativa me encanta, es como asomarse a la decadencia del imperio romano, ya tocan las trompetas del apocalipsis me digo, pero me lo vengo diciendo desde 1990 año en que se estrenó la película, y todo sigue parecido o peor.
Mi personaje favorito es el malo, realmente borda su papel, sin él la película se caería, el protagonista creo que es en realidad él y no la pareja protagonista, es un malo como son los malos en realidad, malo a tontas y a locas, malo por equivocación, malo por su mala cabeza, genial, y una vez enfangado en su maldad más malo que el malo peor de la historia, real como la vida misma, se identifica uno con este malo tan patoso, frívolo, insustancial, tan niño que parece un juego el daño que hace, un daño por otro lado que da pie a una de las películas más bonitas de la historia, clásico indiscutible de la comedia romántica, subapartado imprescindibles según la clasificación del quiosquero de mi barrio.
También me entusiasma el loft, el vestuario, incluido el que Whoopi Goldberg, el mobiliario de la oficina, hasta la infravivienda del asesino, es todo genial.
Casi ya no me fijo en la historia de amor más allá de la muerte, por cierto, creo que es el guión más genial de la historia del cine, mezcla todo, originalísimo, bien a las claras se ve que el pilar fundacional de toda película es su guión y que sin un buen guión es difícil que haya una buena película.

El paseante


La película de la semana. Cuatro bodas y un funeral. Mike Newell. 1994.




A veces es mejor comprarse un dvd en un quiosco de periódicos que ir al cine, tenía ganas de volver a ver esta película, aunque la he visto varias veces el cine que te gusta siempre te resulta interesante, encuentras nuevos matices, te fijas en cosas nuevas, a lo largo de tu vida y de tus estados de ánimo va cambiando tu visión de la película, las películas como los libros o las pinturas, también la música, te sugieren cosas distintas en función del momento que vives, de quién eres en cada etapa de tu vida, además estas comedias románticas, o al menos así la tenían clasificada en el quiosco de periódicos, dentro además del subapartado imprescindibles, como decía, estas comedias ligeras se dejan ver siempre con agrado independientemente de tus gustos personales, porque tocan una fibra sensible que todos tenemos, la de los sentimientos, un filón inagotable y además un tanto maltratado generalmente, con lo cual ver en la pantalla la posibilidad de su realización te llena de esperanza, o te hace recordar momentos vividos felices.
La película no tiene desperdicio, perfecta, parece americana de lo perfecta que es, porque en este género de comedia romántica, subgénero imprescindibles, los reyes son, indiscutiblemente, los americanos, tiene además su parte de drama, tal y como la vida es.
Inenarrable la escena de la boda en la que el protagonista deja tirada a la novia en pleno altar, hay detrás un guión de una creatividad y un ingenio desbordantes, y unos actores ceñidos al papel como si fuera su segunda piel, sin olvidar la música, tan apropiada y utilizada en los momentos clave, tan oportuna, en fin una delicia para los sentidos, la inteligencia, la sensibilidad, una película de una gran belleza estética y de un inteligente sentido del humor muy british.

El paseante

Crítica teatral. Así que pasen cinco años. Teatro Valle Inclán.




Pasó igual con El burlador de Sevilla, la declamación del texto no llevaba tampoco el ritmo preciso en este Así que pasen cinco años, y el tono en algunos casos no era tampoco el más conveniente, el texto no es una letanía, es algo mucho más vivo y vibrante, más variado, menos monocorde, igual que me pasó con el burlador me tendré que comprar el texto para deleitarme con su inagotable riqueza, su belleza, su poesía, este teatro imposible de Lorca, igual que El público, es, para mí, la culminación de Lorca, un atrevimiento que sólo alguien de su genio podría llegar a tener en aquellos años, si bien no ha tenido parangón alguno posteriormente, no creo que se haya alcanzado una cota semejante después de Lorca.

La puesta en escena poco imaginativa, pobre, los actores muy irregulares, no muy bien elegidos, el protagonista no llena, queda muy desdibujada, como un tanto pusilánime, desmayada, su interpretación, y su personaje no es lastimero ni pusilánime, es más bien desesperado, recuerdo la representación que vi de Así que pasen cinco años hace muchos años creo que en el Teatro Español y con dirección de Miguel Narros, acababa de ver pocos años antes El público en el María Guerrero, con dirección Lluis Pascual, y nada que ver, aquello era Lorca al 100%, esto no, queda tratado todo con una tosquedad propia de teatro de aficionados, apropiado para una función de fin de curso en el teatro del colegio.

El conde Arturo, sí, el conde Arturo, cuando salió el personaje que habla del conde Arturo volví a quedar hechizado, demudado, y recordé aquella representación de hace años, quizás es el único momento en que esta representación tiene la misma fuerza que aquella tuvo, una pena que esa fuerza no se mantuviera durante toda la obra, una ocasión perdida.

Lorca es color y vida, poesía, y en su teatro es además fuerza dramática y espectáculo, y todo eso está ausente de esta versión.


El paseante