Pues no sé bien qué decir, pese a ser Sigmund Freud el paseante me deja mudo, puede conmigo, no sólo con su terapeuta ha podido, conmigo reconozco que también ha podido, me ha vencido, y es que el paseante no sólo encarna todas mis teorías, no sólo es el ejemplo vivo de todas ellas sino que las supera, completa, y multiplica.
Le conozco desde su nacimiento, en cuanto tuve noticia de que iba a nacer un personaje tan especial me presenté en la clínica, fue el día 14 de agosto de 1960, aún lo recuerdo como si fuera ayer, y la hora las 5:00 de la mañana, el paseante nació de madrugada, nos tuvo a todos desvelados hasta que después de un parto bastante largo se decidió por fin a entrar en la vida, parece que se resistía, parece que no estaba muy convencido, cuando apareció rompió a llorar, como todos los niños, pero no todos lo hacen de la manera tan desconsolada como él lo hizo, su llanto era tan profundo y desesperado que parecía más bien el maullido de un gato en celo.
Le tomé desde el primer momento bajo mi tutela, quería observar su desarrollo, estar al tanto de la evolución de su psique, que me interesaba especialmente porque era una psique muy rica y por ende compleja, como dijo Sócrates no aprendemos nada sino que en realidad lo que hacemos es recordar, la reminiscencia hace que recordemos de otras vidas todo lo que nuestra alma ha aprendido en ellas, y el paseante ha tenido tantas y tan ricas vidas anteriores que su aprendizaje fue a la velocidad del rayo, tan rápido fue que en más de una curva se salió de la carretera, y ahí estaba siempre yo atento para hacerle volver a tomar el rumbo de su vida.
Primero de niño, luego de joven, más tarde de adulto, y hasta ahí hemos llegado juntos por ahora.
Si he de decir la verdad no tengo un diagnóstico claro sobre él, se me escapa como el agua entre las manos su psique cada vez que quiero diagnósticarla, es una psique escurridiza, que no se deja atrapar fácilmente, y en cuanto crees que la has retenido fluye o cambia de estado y pasa del estado líquido a convertirse en vapor, o a convertirse en hielo, lo que es aún peor porque cuando se formatea en hielo resulta terriblemente fría, lógico, y terriblemente despiadada.
No conozco persona más buena y más cruel a la vez, y cómo se explica esto, pues por su sentido de la justicia, puede ser el más generoso, el más compasivo, el más protector, Robin Hood de las causas perdidas, pero si algo le toca el corazón por injusto igualmente es despiadado con el causante de la injusticia a la par de extremadamente misericorde con la víctima.
Es como un padre protector, todo lo quiere proteger, salvar, preservar, personas, animales, plantas, objetos, él piensa que hasta los objetos tienen alma en una especie de animismo que se ha fabricado a su medida.
Por otro lado y en paralelo a lo anterior está su apego a todo, es como una lapa, no suelta nada, si caes en su órbita no te quiere soltar nunca, pero a su manera, es decir, cuando él quiere, cuando a él le conviene.
He visto que mucho se ha discutido en el blog, del cual soy ferviente seguidor, sobre su sexualidad, pues bien, puedo afirmar que de eso nada de nada, y lo cierto es que a él le gustaría poder vivir algún tipo de sexualidad porque vivir sin deseo sexual como él vive es un suplicio, os lo aseguro por propia experiencia, a él le gustaría sentir algún tipo de impulso sexual por alguien o por algo, y es que por no ser ni fetichista es.
Y lo del narsicismo descartado también al 100%, ni se desea a sí mismo, vamos que está por encima del bien y del mal, esperando, como alma perfecta que es, completar su última estancia en el mundo de los vivos y poder después de esta última reencarnación vivir feliz en el nirvana de las almas perfectas, de las ideas perfectas, de la belleza, del amor, y de la felicidad.
Eso espera de la mejor manera que sabe, pacientemente, resignadamente, reflexivamente.
Él siempre ha sido alguien especial, muy especial, y con el tiempo ha descubierto que esa especialidad en lugar de ser una lacra como pensaba es una bendición de Dios, él es un elegido y es ahora cuando lo ha asumido con todas sus consecuencias.
Mientras llega ese momento de su ascensión al cielo, vive y sueña, sueña y vive, día tras día, con un mundo mejor, y hace lo que puede en su esfera de vida y también a través de su creatividad, es a través del arte como él se transciende, se redime, se reconforta, y a través de arte es como quiere ayudar a los demás a evolucionar hacia un estado superior de conciencia similar al suyo.
El paseante es el Peter Pan del siglo XXI, sueña que vuela, vuela sobre el mundo y ve, ve la vida y las gentes perdidas con sus afanes del día a día y quiere ayudarlos a ser mejores y que entre todos construyan un mundo mejor.
Bueno, paseante, tengo que terminar aunque tendría tantas cosas que decir de ti, te conozco tan bien..., pero creo que lo que he dicho es lo fundamental, ¿verdad?, no te sonrías.
Tu Sigmund de siempre con cariño,
Mr. Freud