Te envío la carta de Osho como respuesta a las
reflexiones realizadas sobre la soledad, ya que recoge de forma sencilla
el proceso por el que ha de pasar una persona para llegar a sentir y
experimentar lo que es verdaderamente la
soledad:"plenitud", que para mí, fue lo que captaste aquel
fin de semana en el pueblo.
En mi proceso, para poder ir tomando conciencia de esa verdad he
tenido que ir descontaminándome de todas aquellas influencias, creencias,
relaciones,...,que me venían de añadido, y que me impedían ver de
forma nítida quien era yo realmente, teniendo que retirarme en soledad
para descubrirlo, y es en ese proceso donde uno se descubre a sí mismo
y al otro, pues sientes y experimentas que la fragancia de la esencia de
lo que eres, está presente en todo: el AMOR, siendo éste el único
objetivo de nuestra existencia.
En la película de Juan Salvador Gaviota se recoge este proceso de
forma tan bella y poética, estimulándote de tal manera, que todas resistencias,
miedos, temores, etc., a emprender el Camino se disipan.
No creas que se me ha olvidado, mañana te enviare lo de las
relaciones del libro "Volver al Amor" de Marianne Williamson, pues he
de escribirlo, como he hecho con la Carta de la Soledad, me he dejado
llevar por el impulso de hacértela llegar..
Un beso, muchos mettaguiños y buen día,
Mt
LA SOLEDAD : ARCANO
MAYOR
Cuando estas solo,
no estás solo: simplemente estás solitario. Y hay una tremenda diferencia entre
estar solo y estar solitario. Cuando estás solitario piensas en el otro,
extrañas al otro. Sentirse solitario es un estado negativo: supones que habría
sido mejor que el otro estuviese a tu lado: tu amigo, tu esposa, tu amado, tu
esposo, tu madre. Habría sido mejor que el otro estuviese allí, pero no está. Estar
solitario es la ausencia del otro.
SOLEDAD es la
presencia de uno mismo.
LA SOLEDAD es muy
positiva. Es una presencia, una presencia desbordante. Estás tan lleno de
presencia que puedes llenar todo el Universo con ella, por lo que no hay
necesidad de nadie.
Cuando no
encontramos apoyo en otros para aquellas verdades que sentimos más
profundamente, podemos sentirnos aislados y amargados o bien celebrar el hecho
de que nuestra visión es lo suficientemente fuerte para sobrevivir a la
poderosa necesidad humana de aprobación por parte de la familia, amigos o
colegas. Si estás enfrentando tal situación en este momento, pon atención a la
forma en que estás eligiendo ver tu soledad y asume la responsabilidad respecto
a la elección que has hecho. Una de las
contribuciones más significativas de Gautama el Buda a la vida espiritual de la
humanidad consistió en insistir a sus discípulos: “Sé una luz para ti mismo”. A
la larga, cada uno de nosotros debe desarrollar en su interior la capacidad
para forjar su camino a través de la oscuridad, sin ninguna compañía, mapa o
guía.
OSHO,
The Discipline of Transcendence, (vol. 1, cap. 2)
Tu respuesta es muy apasionada,
Jota. Como siempre. Tienes razón en que parece que soy la única que razona y
que los humanos os movéis por sentimientos. Tal vez por eso me sentía
incomprendida, y, como ya he dicho, la incomprensión lleva a la soledad. Sí, Jota,
estaba sola hasta que te encontré. Tú dices que uno se conoce mejor estando
solo. Estoy de acuerdo, pero conocerse no significa necesariamente
comprenderse. Y de esa autoincomprensión vienen las discusiones con uno mismo
que, como bien indicas, llevan a la depresión. Porque para comprenderse sí que
hace falta cierta perspectiva que es imposible tener desde dentro. Y como aún
no tenemos la capacidad de vernos desde fuera, por eso necesitamos a los demás.
Porque ellos nos ven desde otro punto de vista que completa y enriquece la
opinión que tenemos de nosotros mismos. Pero hay que ser humildes para
aceptarla. Si conseguimos quitarnos ese “nadie me conoce mejor que yo” y
dejamos que aquellos que nos quieren y que tienen cierto criterio nos ayuden a
comprendernos, podremos conseguir cotas insospechadas de crecimiento personal.
Y a partir de aquí comienza una
pequeña semblanza que he hecho de ti, porque estoy segura de que a esa
“angelical” Nerea no se le ocurriría nada que decirte. Por cierto, a ver cuándo
me haces una a mí ¿eh?. Bueno, celos aparte.
Como iba diciendo yo estaba sola
hasta que te conocí. Entonces comencé a comprender mejor mi naturaleza. Si
todos formamos parte de un puzzle universal, tú y yo debemos de estar muy cerca
porque encajamos muy bien. Eres apasionado, sensible, divertido, inteligente y
sagaz. Si imaginamos que la Vida
es el mar y que los humanos son pececitos, tú debes de ser un viento de levante
que riza las aguas, remueve conciencias y arrastra fuera todo lo feo y lo malo
del mundo para dejarlo limpio y renovado. Ese blog provocativo y transgresor es
tu instrumento para hacerlo, pero, a través de él, también cambias tú. ¿Y yo? ¿qué
pinto yo en todo esto?, bueno, pues me he dado cuenta de que mi raciocinio
viene a ser un céfiro que calma las aguas que tú has removido, y las deja
tranquilas y cristalinas para que se vea tu obra. Sirvo para que te comprendan
y te comprendas mejor y no vuelvas a discutir nunca más contigo mismo…
El abrir los ojos puede llevar toda una
vida. El ver es cuestión de un instante
Este libro lo escribió un sacerdote jesuita llamado Anthony de Mello
en el año 1985 que vivió muchos años en la India, el título original en inglés
es One minute wisdom. Esta copia no es completa, sino un
simple extracto.
El maestro que aparece en estos cuentos no es una sola persona. Es un gurú
hindú, un roshi zen, un sabio taoísta, un rabino judío, un monje cristiano, un
místico sufí... Es a la vez Lao tse y Sócrates, Buda y Jesús, Zaratustra y
Mahoma.
¿Existe eso que se llama
"Un minuto de sabiduría"?.
Por supuesto que existe, replicó el maestro.
Pero un minuto ¿no es demasiado breve?.
No, es cincuenta y nueve segundos, demasiado largo.
Milagros
Un hombre recorrió medio mundo para comprobar por sí mismo la
extraordinaria fama de que gozaba el Maestro."¿Qué milagros ha realizado
tu Maestro?", le preguntó a un discípulo. "Bueno, verás... , hay
milagros y milagros. En tu país se considera un milagro el que Dios haga la
voluntad de alguien. Entre nosotros se considera un milagro el que alguien haga
la voluntad de Dios".
Sensibilidad
¿Cómo puedo yo experimentar mi unidad con la creación? Escuchando,
respondió el Maestro. ¿Y cómo he de escuchar? Siendo un oído que presta
atención a la cosa más mínima que el universo nunca deja de decir. En el
momento que oigas algo que tú mismo estás diciendo, detente.
Vigilancia
¿Hay algo que yo pueda hacer para llegar a la iluminación? Tan poco como lo
que puedes hacer para que amanezca por las mañanas. Entonces, ¿para qué valen
los ejercicios espirituales que tú mismo recomiendas? Para estar seguro de que
no estáis dormidos cuando el sol comienza a salir.
Presencia
¿Dónde debo buscar la iluminación?.
Aquí.
¿Y cuándo tendrá lugar?.
Está teniendo lugar ahora mismo.
Entonces, ¿por qué no la siento?.
Porque no miras.
¿Y en que debo fijarme?.
En nada. Simplemente mira.
Mirar ¿qué?.
Cualquier cosa en la que se posen tus ojos.
¿Y debo mirar de alguna manera especial?.
No. Bastará con que mires normalmente.
Pero ¿es que no miro siempre normalmente?.
No.
¿Por qué demonios...?
Porque para mirar tienes que estar aquí, y casi siempre no lo estás.
Interioridad
El discípulo quería un sabio consejo. Ve, siéntate en tu celda, y tu celda
te enseñará la sabiduría, le dijo el Maestro. Pero si yo no tengo ninguna celda...
Si yo no soy monje... Naturalmente que tienes una celda. Mira dentro de ti.
Carisma
El discípulo era judío. ¿Qué es lo que debo hacer para ser aceptable a
Dios?, preguntó. ¿Y cómo voy a saberlo yo? Respondió el Maestro. Tú Biblia dice
que Abraham practicaba la hospitalidad y que Dios estaba con él. Que a Elías le
encantaba orar y que Dios estaba con él. Que David gobernaba un reino y que
Dios también estaba con él. ¿Y tengo yo alguna forma de saber cuál es la tarea
que se me ha asignado? Sí. Trata de averiguar cuál es la más profunda
inclinación de tu corazón, y síguela.
Armonía
A pesar de su tradicional proceder, el Maestro no sentía un excesivo
respeto por las normas y las tradiciones. En cierta ocasión surgió una disputa
entre un discípulo y su hija, porque aquél insistía en que ésta se ajustara a
las normas de su religión para elegir a su futuro marido. El maestro se puso
inequívocamente del lado de la muchacha. Cuando el discípulo le manifestó la
sorpresa que le producía el que un santo actuara de aquella manera, el Maestro
le dijo: Debes comprender que, al igual que la música, la vida está hecha de
sentimiento y de instinto, más que de normas.
Ofuscación
¿Cómo alcanzaré la vida eterna? Ya es la vida eterna. Entra en el presente.
Pero ya estoy en el presente... ¿o no? No. ¿Por qué no? Porque no has
renunciado al pasado. ¿Y por qué iba a renunciar a mi pasado?. No todo el
pasado es malo... No hay que renunciar al pasado porque sea malo, sino porque
está muerto.
Ignorancia
El joven discípulo era tan prodigioso que acudían a solicitar su consejo
intelectuales de todas partes, los cuales quedaban maravillados de su
erudición. Cuando el Gobernador andaba buscando un consejero, fue a ver al
Maestro y le dijo: Dime, ¿es verdad que ese joven sabe tanto como dicen? A
decir verdad, replicó el Maestro con ironía, el tipo lee tanto que yo no sé
cómo puede encontrar tiempo para saber algo.
Mitos
El Maestro impartía su doctrina en forma de parábolas y de cuentos que sus
discípulos escuchaban con verdadero deleite, aunque a veces también con
frustración, porque sentían necesidad de algo más profundo. Esto le traía sin
cuidado al Maestro, que a todas las objeciones respondía: Todavía tenéis que
comprender, queridos, que la distancia más corta entre el hombre y la verdad es
un cuento.
Hablar
El discípulo no podía reprimir las ganas que tenía de contarle al Maestro
el rumor que había oído en el mercado. Aguarda un minuto, dijo el Maestro. Lo
que piensas contarnos ¿es verdad? No lo creo... ¿Es útil? No, no lo es. ¿Es
divertido? No. Entonces, ¿por qué tenemos que oírlo?.
Movimiento
A unos discípulos que no dejaban de insistirle en que les dijera palabras
de sabiduría, el Maestro les dijo: La sabiduría no se expresa en palabras, sino
que se revela en la acción. Pero cuando les vio metidos en la actividad hasta
las cejas soltó una carcajada y dijo: Eso no es acción. Es movimiento.
Veneración
A un discípulo que se mostraba excesivamente respetuoso le dijo el Maestro:
Si la luz se refleja en la pared, ¿por qué veneras la pared?. Intenta prestar
atención a la luz.
Transformación
A un discípulo que siempre estaba quejándose de los demás le dijo el
Maestro: Si es paz lo que buscas, trata de cambiarte a ti mismo, no a los
demás. Es más fácil calzarse unas zapatillas que alfombrar toda la tierra.
Reacción
Le preguntaron al Maestro qué criterio seguía para escoger a sus
discípulos. Y el Maestro dijo: Me comporto de una manera sumisa y humilde. A
los que reaccionan con arrogancia ante mi humildad los rechazo inmediatamente.
Y a los que me veneran por mi comportamiento humilde los rechazo con la misma
rapidez.
Discipulado
A un visitante que solicitaba hacerse discípulo suyo le dijo el Maestro:
Puedes vivir conmigo, pero no hacerte seguidor mío. ¿Y a quién he de seguir,
entonces? A nadie. El día en que sigas a alguien habrás dejado de seguir a la
Verdad.
Ceguera
¿Puedo ser tu discípulo? Tan sólo eres discípulo porque tus ojos están
cerrados. El día que los abras verás que no hay nada que puedas aprender de mí
ni de ningún otro. Entonces, ¿para qué necesito un Maestro? Para hacerte ver la
inutilidad de tenerlo.
Llegada
¿Es difícil o fácil el camino hacia la iluminación? Ni difícil ni fácil.
¿Cómo es eso? No existe tal camino. Entonces, ¿cómo se va hacia la meta?. No se
va. Se trata de un viaje sin distancia. Deja de viajar y habrás llegado.
Retirada
¿Cómo puedo ayudar al mundo? Comprendiéndolo, replicó el Maestro. ¿Y cómo
puedo comprenderlo? Apartándote de él. Pero, entonces, ¿cómo voy a servir a la
humanidad? Comprendiéndote a ti mismo.
Cálculo
El Maestro solía reírse abiertamente de aquellos de sus discípulos que
deliberaban interminablemente antes de decidirse a hacer algo. Él lo expresaba
del siguiente modo: Las personas que deliberan exhaustivamente antes de dar un
paso se pasan la vida sobre una sola pierna.
Revolución
En el monasterio había una serie de reglas, pero el Maestro no dejaba de
prevenir contra la tiranía de la ley. La obediencia observa las reglas, solía
decir el Maestro, pero el amor sabe muy bien cuando debe romperlas.
Anteojeras
Si te empeñas en que yo tenga autoridad sobre ti, le decía el Maestro a un
candoroso discípulo, te haces daño a ti mismo, porque te niegas a ver las cosas
por ti mismo. Y, tras una pausa, añadió apaciblemente: Y también me haces daño
a mí, porque te niegas a verme como soy.
Humildad
A un visitante que a sí mismo se definía como "buscador de la
Verdad" le dijo el Maestro: Si lo que buscas es la Verdad, hay algo que es
preciso que tengas por encima de todo. Ya lo sé: una irresistible pasión por
ella. No. Una incesante disposición a reconocer que puedes estar equivocado.
Aceptación
¿Cómo podría ser yo un gran hombre...como tú? ¿Y por qué ser un gran
hombre?, dijo el Maestro. Ser simplemente un hombre ya es un logro bastante
grande.
Incongruencia
Todas las preguntas que se suscitaron aquel día en la reunión pública
estaban referidas a la vida más allá de la muerte. El Maestro se limitaba a
sonreír sin dar una sola respuesta. Cuando, más tarde. Los discípulos le
preguntaron por qué se había mostrado tan evasivo, él replico: ¿no habéis
observado que los que no saben qué hacer con esta vida son precisamente los que
más desean otra vida que dure eternamente? Pero ¿hay vida después de la muerte
o no la hay?, insistió un discípulo. ¿Hay vida antes de la muerte? ¡Esta es la
cuestión!. Replico enigmáticamente el Maestro.
Inversión
¿Cómo puedo librarme del miedo? ¿Cómo puedes librarte de aquello a lo que
te aferras? ¿Pretendes acaso insinuar que en realidad me aferro a mis propios
miedos?. No puedo estar de acuerdo con eso. Piensa qué es aquello de lo que tu
miedo te protege y estarás de acuerdo. Y podrás ver además tu insensatez.
Entusiasmo
A una mujer que se quejaba de que las riquezas no habían conseguido hacerla
feliz le dijo el Maestro: Hablas como si el lujo y el confort fueran
ingredientes de la felicidad, cuando, de hecho, lo único que necesitas para ser
realmente feliz, querida, es algo por lo que entusiasmarse.
Liberación
¿Cómo puedo alcanzar la liberación? Intenta descubrir quién te tiene atado,
respondió el Maestro. El discípulo regresó al cabo de una semana y dijo: Nadie
me tiene atado. Este fue el momento de iluminación para el discípulo, que de
pronto quedó libre.
Doctrina
A un visitante que aseguraba no tener necesidad de buscar la Verdad, porque
ya la tenía en las creencias de su religión, le dijo el Maestro: Había una vez
un estudiante que nunca llegó a convertirse en un matemático, porque creía
ciegamente en las respuestas que aparecían en las últimas páginas de su texto
de matemáticas; ... y aunque parezca paradójico, las respuestas eran las
correctas.
Creencia
El Maestro había citado a Aristóteles: En la búsqueda de la verdad, parece
mejor, y hasta necesario, renunciar a lo que nos es más querido. El Maestro
sustituyó la palabra "verdad" por la palabra "Dios". Más
tarde le dijo un discípulo: En mí búsqueda de Dios estoy dispuesto a renunciar
a todo: A la riqueza, a los amigos, a la familia, a mi país y hasta a mi propia
vida. ¿Puede una persona renunciar a algo más?. El Maestro respondió con toda
calma: Sí. A sus creencias sobre Dios. El discípulo se marchó entristecido,
porque estaba muy apegado a sus convicciones. Tenía más miedo a la
"ignorancia" que a la muerte.
Inadoctrinamiento
¿Qué es lo que enseña vuestro Maestro?, preguntaba un visitante. Nada,
respondió el discípulo. Entonces, ¿por qué pronuncia discursos? Lo único que
hace es indicar el camino, pero no enseña nada. Al visitante, aquello le
resultaba incomprensible, de modo que el discípulo se lo explicó: Si el Maestro
enseñara, nosotros convertiríamos sus enseñanzas en creencias. Pero al Maestro
no le interesa lo que creemos, sino únicamente lo que vemos.
Desvelamiento
Un día preguntó el Maestro: En vuestra opinión, ¿cuál es la pregunta
religiosa más importante?
A modo de respuesta, escuchó muchas preguntas:
¿Existe Dios?, ¿Quién es Dios?, ¿Cuál es el camino hacia Dios?,
¿Hay vida después de la muerte?
No; dijo el Maestro, la pregunta más importante es: ¿Quién soy yo?
Los discípulos se hicieron alguna idea de lo que el Maestro quería insinuar
cuando, le oyeron hablar con un predicador.
Maestro: Así pues, según tú, cuando hayas muerto tu alma estará en el
cielo, ¿no es así?
Predicador: Si, así es.
Maestro: ¿Y tu cuerpo estará en la tumba... ?
Predicador: Exactamente.
Maestro: ¿Y dónde, si me permites la pregunta, estarás tú?.
Vacío
En ocasiones los ruidosos visitantes ocasionaban un verdadero alboroto que
acababa con el silencio del monasterio. Aquello molestaba bastante a los
discípulos; no así al Maestro, que parecía estar tan contento con el ruido como
con el silencio. Un día, ante las protestas de los discípulos, les dijo: El
silencio no es la ausencia de sonido, sino la ausencia de ego.
Empobrecimiento
A un discípulo que venía de un lejano país le preguntó el Maestro: ¿Qué
andas buscando?. La iluminación. Tú ya tienes tu propio tesoro. ¿Por qué buscas
en otra parte? ¿Dónde está mi tesoro? En esa misma búsqueda que ha florecido en
ti. En aquel momento el discípulo quedó iluminado. Años más tarde diría a sus
amigos: Abrid vuestro tesoro y disfrutad de sus riquezas
Palabras
Los discípulos estaban enzarzados en una discusión sobre la sentencia de
Lao Tse:
Los que saben no hablan; Los que hablan no saben.
Cuando el Maestro entró donde aquellos estaban, le preguntaron cuál era el
significado exacto de aquellas palabras. El Maestro les dijo: ¿Quién de
vosotros conoce la fragancia de la rosa? Todos la conocían. Entonces les dijo:
Expresadlo con palabras. Y todos guardaron silencio.
Disciplina
A los discípulos que deseaban saber qué clase de meditación practicaba él
todas las mañanas en el jardín les dijo el Maestro: Si observo con atención,
veo el rosal en plena floración. ¿Y por qué hay que observar con atención para
ver el rosal?, preguntaron ellos. Para ver el rosal, dijo el Maestro, y no la
idea preconcebida que uno tiene del rosal.
Juzgar
¿Qué he de hacer para perdonar a otros? Si no condenaras a nadie, Nunca
tendrías necesidad de perdonar.
Experiencia
Convencido de la experiencia mística del Maestro, el rector de una
prestigiosa Universidad quiso hacerle jefe del Departamento de Teología. Para
ello entró en contacto con el más destacado de los discípulos del Maestro, el
cual le dijo: El maestro insiste en la necesidad de ser iluminado, no en
enseñar la iluminación. ¿Y qué es lo que puede impedirle ser jefe del
Departamento de Teología?. Lo mismo que le impediría a un elefante ser jefe del
Departamento de Zoología.
Publicidad
A no ser que estuviera uno dotado de una especial perspicacia, no había
nada en el Maestro que pudiera considerarse fuera de lo ordinario. Si las
circunstancias no eran para menos, el Maestro podía asustarse y deprimirse.
Podía reír, llorar y encolerizarse. Disfrutaba con la buena comida, no le hacía
ascos a un par de copas en incluso se sabía que era capaz de volver la cabeza
al paso de una mujer bonita.
En cierta ocasión, un visitante se lamentaba que el Maestro no era un
"hombre santo" a lo cual un discípulo replicó:
"Una cosa es que un hombre sea santo, y otra muy distinta que a ti te
parezca santo".
Cultivo
Un forastero que andaba en busca de las cosas divinas le preguntó al
Maestro cómo podría, cuando regresara a su país, distinguir entre un verdadero
Maestro y uno falso.
El Maestro le dijo: el bueno propone prácticas, el mal maestro propone teorías.
Pero ¿cómo podré distinguir entre una práctica buena y una mala?
Del mismo modo que un agricultor distingue entre un cultivo bueno y un cultivo
malo.
Transitoriedad
El Maestro sentía alergia hacia aquellas personas que prolongaban
excesivamente su estancia en el monasterio. Más tarde o más temprano, todos los
discípulos oían de sus labios las temidas palabras: Ha llegado el momento de
que te vayas. Si no lo haces el espíritu no vendrá a ti. Un discípulo
especialmente reacio a marchar quiso saber qué era ese "Espíritu". Y
el Maestro le dijo: El agua sólo se mantiene viva y libre si fluye. Tú sólo
permanecerás vivo y libre si te marchas. Si no huyes de mí, te estancaras y
morirás... contaminado.
Engaño
¿Cómo podemos distinguir entre el verdadero y el falso místico?, preguntaron
unos discípulos desmedidamente interesados por lo misterioso y lo oculto. ¿Cómo
podéis distinguir entre el que duerme de verdad y el que finge dormir?, replicó
el Maestro. No hay manera de distinguirlos. Sólo el durmiente sabe cuándo está
fingiendo, dijeron los discípulos. El Maestro sonrió. Más tarde dijo: El que
finge dormir puede engañar a otros, pero no a sí mismo. Desgraciadamente, el
falso místico puede engañar tanto a los demás como a sí mismo.
Evasión
Un visitante refería la historia de un santo que quería ir a visitar a un
amigo suyo que estaba agonizando; pero, como le daba miedo viajar de noche, le
dijo al sol: En nombre de Dios te ordeno que permanezcas en el cielo hasta que
llegue yo a la aldea donde mi amigo agoniza. Y el sol se detuvo en el cielo
hasta que el santo llegó a la aldea. El maestro sonrió y dijo: ¿No habría sido
mejor que el santo hubiera vencido su miedo a viajar de noche?.
Serenidad
¿Existe alguna forma de medir las propias fuerzas espirituales? Muchas.
Dinos tan sólo una. Tratad de averiguar con que frecuencia perdéis la calma a
lo largo de un solo día.
Imbecilidad
Cuando se le preguntaba por su iluminación, el Maestro siempre se mostraba
reservado, aunque los discípulos intentaban por todos los medios hacerle hablar.
Todo lo que sabían al respecto era lo que en cierta ocasión dijo el Maestro a
su hijo más joven, el cual quería saber cómo se había sentido su padre cuando
obtuvo la iluminación. La respuesta fue: "Como un imbécil".
Cuando el muchacho quiso saber por qué, el Maestro le respondió: Bueno,
veras..., fue algo así como hacer grandes esfuerzos por penetrar en una casa
escalando un muro y rompiendo una ventana... y darse cuenta después de que
estaba abierta la puerta.
Desarrollo
A un discípulo que se lamentaba de sus limitaciones le dijo el maestro:
Naturalmente que eres limitado. Pero ¿no has caído en la cuenta de que hoy
puedes hacer cosas que hace quince años te habrían sido imposibles? ¿Qué es lo
que ha cambiado?. Han cambiado mis talentos. No. Has cambiado tú. ¿Y no es lo
mismo? No. Tú eres lo que tú piensas que eres. Cuando cambia tu forma de
pensar, cambias tú.
Distancia
El propietario del parque de atracciones hablaba de la ironía que suponía
el hecho de que, mientras los niños lo pasaban en grande en su parque, él solía
estar, por lo general, deprimido. ¿Qué preferirías: ser un propietario de
parque o divertirte?, le pregunto el Maestro. Ambas cosas respondió. El Maestro
no dijo una palabra más. Cuando, más tarde, le preguntaron a este respecto, el
Maestro se limitó a citar las palabras que un vagabundo le había dirigido a un
rico terrateniente: Tú posee la propiedad. Otros disfrutan del paisaje.
Oposición
A un individuo dotado de auténtico espíritu emprendedor, pero al que
desalentaban las frecuentes críticas que se le hacían, le dijo el Maestro:
Escucha las palabras del crítico, que te revelarán lo que tus amigos tratan de
ocultarte. Y añadió: Pero no te dejes abrumar por lo que el crítico diga. Nunca
se ha erigido una estatua en homenaje a un crítico. Las estatuas son para los
criticados.
Definiciones
El Maestro sentía una fascinación casi pueril por los inventos modernos. Y
el día en que por primera vez vio una calculadora de bolsillo apenas podía
reponerse de su asombro. Más tarde, y en un tono muy afable, dijo: Parece que
hay mucha gente que posee una de esas calculadoras, pero que no tiene en sus
bolsillos nada que merezca la pena calcular. Cuando, unas semanas más tarde, un
visitante preguntó al Maestro qué era lo que enseñaba a sus discípulos, el
Maestro le respondió: Les enseño a establecer correctamente el orden de
prioridades: es mejor tener dinero que calcularlo; es mejor tener la
experiencia que definirla.
Opresión
El Maestro siempre permitía que cada cual creciera a su propio ritmo. Que
se sepa, nunca pretendió "presionar" a nadie. Y él mismo lo explicaba
con la siguiente parábola.
"Una vez, al observar un hombre como una mariposa
luchaba por salir de su capullo, con demasiada lentitud
para su gusto, trató de ayudarla soplando delicadamente.
Y en efecto, el calor de su aliento sirvió para acelerar el proceso.
Pero lo que salió del capullo no fue una mariposa,
sino una criatura con las alas destrozadas.
Cuando se trata de crecer, concluyó el Maestro, no se puede acelerar el
proceso, porque lo único que puede conseguirse es abortarlo.
Grandeza
Lo malo de este mundo, dijo el Maestro tras suspirar hondamente, es que los
seres humanos se resisten a crecer. ¿Cuándo puede decirse de una persona que ha
crecido?, preguntó un discípulo. El día en que no haga falta mentirle acerca de
nada en absoluto.
Extravagancia
Cierto día, los discípulos quisieron saber cuál era la clase de persona más
indicada para el discipulado. Y el Maestro les dijo: Aquella persona que,
poseyendo únicamente dos camisas, vende una y con el dinero que adquiere compra
una flor.
Manifestación
Cuando llegaba un nuevo discípulo, este era el "catecismo" a que
solía someterle el Maestro.
¿Sabes quién es la única persona que no habrá de abandonarte jamás en tu
vida? ¿Quién? Tú.
¿Y sabes quién tiene la respuesta a cualquier pregunta que puedas hacerte?.
¿Quién? Tú.
¿Y puedes adivinar quién tiene la solución a todos y cada uno de tus
problemas? Me rindo... Tú.
Inocencia
Durante una excursión dijo el maestro ¿Queréis saber cómo es la vida
iluminada?. Fijaos en aquellos pájaros que vuelan sobre el lago. Y mientras
todos miraban hacia donde él había indicado, exclamó el Maestro: Los pájaros
proyectan sobre el agua un reflejo del que ellos no tienen conciencia alguna...
y que el lago no trata de retener.
Arte
¿Para qué sirve un Maestro?, preguntó alguien. Y un discípulo respondió:
Para enseñarte lo que siempre has sabido; para mostrarte lo que siempre has
estado mirando. Y como la respuesta dejó perplejo al visitante, añadió el
discípulo: Con sus pinturas, un artista me enseñó a ver la puesta del sol. Con
sus enseñanzas, el Maestro me ha enseñado a ver la realidad de cada momento.
Sospecha
A un viajero que preguntaba cómo podría distinguir entre un maestro
verdadero y uno falso, le respondió lacónicamente el Maestro: Si tú mismo no
eres engañoso, no serás engañado. Más tarde les dijo el Maestro a los discipulados:
¿Por qué será que los que buscan dan por supuesto que ellos son sinceros y que
lo único que necesitan es el modo de detectar el fraude en los Maestros?.
Proporción
A un visitante que había acudido esperando encontrarse con algo fuera de lo
normal le defraudaron las triviales palabras que el Maestro le había dirigido.
Había venido aquí buscando a un Maestro, le dijo a un discípulo, y todo lo que
he encontrado ha sido un ser humano que no se diferencia de los demás. Y el
discípulo le replicó: El Maestro es un zapatero con unas infinitas provisiones
de cuero. Pero lo corta y lo cose de acuerdo con las dimensiones de tu pie.
Exhibición
Cuando uno de los discípulos anunció su propósito de enseñar a otros la
Verdad, el Maestro le propuso una prueba: Pronuncia un discurso en mi presencia
para que yo pueda juzgar si estás preparado. El discurso fue realmente
inspirado, y al acabar se acercó un mendigo al orador, que se puso en pie y
regaló su capa al mendigo para edificación de la asamblea. Más tarde le dijo el
Maestro: Tus palabras estuvieron llenas de unción, hijo mío, pero aún no estás
preparado. ¿Por qué?, preguntó desilusionado el discípulo. Por dos razones:
porque no has dado al mendigo la oportunidad de expresar sus necesidades y
porque no has superado el deseo de impresionar a los demás con tu virtud.
Superioridad
Un discípulo oriental que se sentía orgulloso de lo que él consideraba que
era espiritualidad de Oriente, fue al Maestro y le dijo: ¿A qué se debe el que Occidente
disfrute del progreso material y Oriente posea la espiritualidad?. Se debe,
respondió lacónicamente el Maestro, a que, cuando, al comienzo de los tiempos,
llegó el momento de repartir las provisiones para este mundo, a Occidente le
tocó elegir primero.
Alegría
De acuerdo con su doctrina de que nada debía ser tomado demasiado en serio,
ni siquiera sus propias enseñanzas, al Maestro le gustaba contar la siguiente
anécdota acerca de sí mismo: Mi primer discípulo era tan débil que los
ejercicios acabaron con su vida. Mi segundo discípulo se volvió loco por el
fervor con que practicaba los ejercicios que yo le enseñaba. Mi tercer
discípulo vio cómo se le embota el entendimiento por el exceso de
contemplación. Pero el cuarto discípulo consiguió conservar la cordura. ¿Y cómo
lo logró?, solía preguntar alguien invariablemente. Posiblemente porque fue el
único que se negó a realizar los ejercicios. Y una unánime carcajada solía
acoger las palabras del Maestro.
Intrepidez
¿Qué es el amor?
La ausencia total de miedo, le dijo el Maestro.
¿Y qué es a lo que tenemos miedo?
Al amor, respondió el Maestro.
Humanidad
La conferencia que el Maestro iba a pronunciar sobre LA DESTRUCCION DEL
MUNDO había sido profusamente anunciada, y fue mucha la gente que acudió a los
jardines del monasterio para escucharle.
La conferencia concluyó en menos de un minuto. Todo lo que el Maestro dijo fue:
Estas son las cosas que acabarán con la raza humana:
La política sin
principios.
El progreso sin compasión.
La riqueza sin esfuerzo.
La erudición sin silencio.
La religión sin riesgo.
el culto sin consciencia".
Cuando apareció esta escena en la pantalla toda la sala se echó a reír, no es para menos, todos irrumpimos en una sonora carcajada. Fellini es, ante todo, un provocador, y en Casanova por encima de todo juega a provocar, a jugar con el mito, a desmontarlo, humanizarlo, acercarlo a nuestra realidad, que es, por otra parte, la realidad de siempre, la única realidad posible, la existencia con todas sus grandezas y miserias, sus heroicidades y situaciones ridículas. Fellini desmonta a Casanova mediante el ridículo, pero es a través del ridículo como nos muestra su grandeza, es decir, su humanidad, contradictoria humanidad, víctima de las circunstancias, ególatra empedernido. Riqueza ornamental, fantasía, escenarios grandiosos, recreación de una época, nadie como los directores italianos han sabido recrear épocas pasadas, Pasolini, Visconti, Bertoluchi, Fellini... Es real lo que se presenta en la pantalla, seguramente la época en que vivió Casanova fue así, resulta tremendamente real, verosímil, creíble. La película se basa en la autobiografía de Casanova, retrato de toda una época, el Rococó, que no es sino la corrupción del Barroco, la exageración de un Barroco de por sí ya exagerado que no es a su vez sino la corrupción del Clasicismo. Todo se corrompe sucesivamente, y degenera, entra en decadencia, se agota el arte, las ideas, los pensamientos, todo va decayendo, y en contrapartida surge algo nuevo edificado sobre las ruinas de lo anterior, Casanova sucumbe, toda una época sucumbe, y es en esos momentos finales, en ese canto del cisne último, cuando muestra todo su esplendor, parece así querer dejar una huella imborrable en el recuerdo al decirnos adiós. El cine ha sido siempre maestro en mostrar decadencias, y al espectador le gustan, al fin y al cabo al espectador le gusta aquello con lo que se identifica, y es fácil identificarse con este Casanova humano, débil, ridículo, y por eso mismo inmortal y divino.
Menudo polvo que tiene la cama, un real polvo...
Y yo a dos velas.
No sé nada aún, lo mismo me he precipitado comprando la cama, si me rechaza qué hago con el dosel, king size se llama, o extra large, a todo meter, nunca mejor dicho, la ocasión vale la pena, tanto tiempo esperando...
Pero nada, sigo esperando respuesta, lo mismo se le ha olvidado, pero seguro que al ver la cama se acuerda y da la respuesta, hasta la cama está ya nerviosa de tanta espera.
Estas camas no son para dormir precisamente, son para hacer otras cosas, ¿verdad?
Bueno, pues a ver si viendo la cama le gusta y se decide.
Tensa espera.
Os informaré en cuanto sepa algo.
Tranquilos, tomaros un lexatín o una tila.
Ni que fuerais a casaros vosotros.
Imaginaros cómo estaré yo, al borde del suicidio.
Y nunca mejor dicho...
No sé si debo contarlo, lo mismo se va a enfadar, fue muy fuerte, estamos regañados, ya no nos hablamos, y no creo que tenga arreglo, la discusión fue fenomenal, habíamos quedado a comer y a mitad de la comida surgió, de la manera más imprevista, la bronca, sí, surgió la bronca, la cosa se puso muy fea, yo no sabía qué hacer, Terre tiene mucho carácter y yo también, tendemos a chocar, los camareros nos pidieron que bajáramos el tono, todo el comedor estaba mudo, al final Terre se levantó y se marchó, tremenda escena, todo el mundo me miró, me sentí fatal, culpable, poco caballero, maleducado, en fin, ella es una dama y tiene a la opinión pública a su favor, está claro, pagué la cuenta y me fui avergonzado.
No llegamos ni al segundo plato.
Que por qué fue la bronca, pues por mi situación sentimental...
¡Qué razón tienes sombra! Tus razones siempre son justas, equilibradas, precisas, ecuánimes, yo creo en tus razones desde la razón pero no desde el sentimiento, lo siento sombra pero no te creo, si fuera cierto lo que dices todo resultaría tan fácil como tomar una aspirina, me siento solo y me tomo la pastilla del razonamiento y se me pasa la soledad. Reivindico el espejismo de la soledad, sin aspirina, a pelo, la soledad es mucho más que un dolor de cabeza, es un dolor del alma, y contra eso no vale ninguna aspirinita. Me duele el alma de soledad, pues tómate la aspirina del razonamiento, estupendo, se me ha pasado, pero se me ha pasado desde la razón, el sentimiento pervive, el dolor pervive. Contra los sentimientos, sombra, no hay aspirina que valga, y la soledad es un sentimiento. Pero te doy la razón, sombra, tú siempre aciertas, el que me equivoco soy yo, me equivoco igual que el 99,99 % de los humanos, que no usan tampoco la razón en los temas de sentimientos, sino el sentimiento que para eso está. Feo, católico y sentimental era el personaje de Luces de bohemia Max Estrella según Valle Inclán . Y así somos todos más o menos, desengáñate sombra, así somos todos menos tú. Feos, católicos y sentimentales, en fin, un verdadero poema, que no hay por donde cogernos, una especie de desechos sentimentales, de enajenados. Y te digo una cosa, sombra, prefiero ser un enajenado a estar en mis cabales, me lo paso mejor, me divierto más, vivo más intensamente la vida, sin locura la vida es insoportable, es más, yo pienso que sólo el loco es cuerdo, y que el cuerdo es loco. Resulta insoportable tanta razón, buen juicio y equilibrio, reivindico el desequilibrio, porque el equilibrio del hombre, el verdadero equilibrio, no es sino un permanente desequilibrio.
Y después de este encendido prolegómeno paso a tratar el tema que nos ocupa, la soledad:
Soy adicto a la soledad, lo confieso, desde niño, es mi droga, y además sale muy barata, te gastas menos dinero estando solo porque en este país estar acompañado consiste básicamente en irse de cañas, a cenar, de viaje, al cine, al teatro... En fin, una pasta. Ahorras dinero estando solo y además es más formativo estar solo, te conoces mejor, a fuerza de estar solo contigo mismo no te queda más remedio que conocerte mejor. Además solo realmente no se está nunca, desengáñate sombra, estar con uno mismo es estar acompañado, ése es el gran fracaso del hombre, no alcanzar nunca la soledad absoluta. ¿Me deprimo estando solo? A veces sí, deprimirse es discutir con uno mismo, es decir, si estoy solo me deprimo, si estoy acompañado discuto, la incomodidad, el inconformismo, la insatisfacción es algo connatural al hombre, si no fuera así se moriría, el hombre lucha, y lucha, y lucha, y después de luchar sigue luchando. Lucha contra sí mismo, contra los demás, siempre lucha, lucha desde su otredad, que no desde su soledad, desde el otro que quisiera ser y no es, y ése es el problema del hombre, el verdadero problema, que siempre quiere ser el que no es. Por ejemplo yo, sombra, yo quiero ser tú, y seguro que tú quieres ser yo, corrígeme si me equivoco, y ése es nuestro afán, el afán que nos aísla, y nos hace sentirnos solos.