Querido
Paseante:
El paso del
tiempo es una manera de llegar hasta donde estamos, de la mejor forma que
podemos. Yo he llegado hasta aquí con un enorme impulso en los últimos tiempos
gracias a mí, con la ilusión y la pasión del que busca, del que espera, del que
solitario pasea por el mundo buscando la felicidad.
Pero aquí me
tienes; la búsqueda se acabó, o más bien está centrada en mí: Ya me he dicho
muchas veces que: "El hombre es un animal permanentemente
insatisfecho", pero ahora la búsqueda la centro en mí: Mi curiosidad por
el mundo, por el pensamiento, por mis deseos, por mis necesidades, un mundo en
gran parte desconocido para mí.
Es difícil
satisfacer completamente los deseos de un ser humano, en este sentido no sé si
estoy a la altura, no sé si yo también he dejado de buscar, no sé si para mí
soy como un "alter ego" en el que deposito la confianza de mis
sentimientos, deseos, emociones, y conflictos, pero sé que eso es lo que
deseo... Si esto no es así habré fracasado, no habré sido capaz de ganarme como
persona.
¿Por qué me
quiero?: No hay distancia posible que anule mi deseo por mí, un deseo que se
materializa en mi mirada. Sacio de forma irresistible el hambre de conocimiento
que he acumulado durante todos estos años.
En las
distancias cortas gano mi confianza paternal, aquella que responde a la
búsqueda de un padre, de mi padre.
Además
transformo mis ojos en una fuente continua de sentimientos, que cuando estoy al
lado de alguien, me hacen sentirme considerado, respetado; la persona más importante
del universo, como digo yo: "Ser el centro de todo".
¿Qué decir
del tiempo?: El tiempo desaparece, el tiempo como testigo mudo de mí, no tiene
ningún sentido ante tanto deseo, tanta pasión, tanto amor. Sólo me devuelve a
la realidad una palabra de alguien que está a mi lado, el sonido de una
llamada, el canto de un pájaro, hasta entonces en mi mundo sólo existo yo, y mi
nivel de aislamiento es tal, que la vida se circunscribe a esa conexión amorosa
con el mundo en exclusividad.
El
entendimiento para mí es el resultado extremo de la comunicación total, esa
forma de comunicación que va más allá de las palabras y los gestos, esa
comunicación que se establece entre las vibraciones de cada uno de los cuerpos,
esa comunicación que nos permite acceder al centro de nuestras entrañas, y
sentir por un momento los sentimientos de los demás. Esta comunicación tan
difícil de conseguir, es la que tengo, llegar a la franqueza del otro sin
palabras y descubrir la intensidad de sus sentimientos, de sus deseos, de su
pasión, de su vida.
La
admiración... Me admiro sin lugar a dudas, admiro el camino que he llevado
hasta llegar aquí, admiro la intensidad, y la fuerza de mi entrega a los demás,
admiro mi flexibilidad que evita perderme en conflictos innecesarios que me
alejan de los demás, admiro mi inteligencia natural, que pasa desapercibida
pero que cuando penetro en el interior se detecta, y es muy potente. Bueno
siempre me dije que era una luciérnaga, y lo soy: Brillo con luz propia, luz
que sale de mi interior, y que pasa desapercibida en muchas ocasiones, y eso
está muy bien, porque ya lo sé: "Las luciérnagas que brillan hacen que las
serpientes las consideren una amenaza, y las persigan".
Hay momentos
en la vida en los que sé con quién quiero estar, con quien me gustaría aprender,
con quien desearía llegar hasta el final del conocimiento, y con quien me
gustaría luchar, y yo he llegado a ese momento, y mi deseo es caminar conmigo
hasta el final, hasta que la vida se convierta en aire, en recuerdo, en
memoria, quizás en la literatura que elaborará alguien con mi historias, llena
de amor, deseo, pasión, y de mucha intensidad, quedará mi legado; el cuerpo se
irá, pero puede que la humanidad recuerde siempre a Bob.
Bob desde
Provenza