92 – Llamada misteriosa.
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Hola, estoy hablando con José Ramón Carballo?
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Sí, dígame, quién me llama?
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Verá soy un antiguo compañero suyo de la
academia de policía, mi nombre es Antonio Peña, me recuerda?
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Pues la verdad es que no me acuerdo, disculpe.
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Bueno, verá, seguramente me conozca más por el
apodo, me llamaban el moños.
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Hombre, por supuesto, Moños cómo está?
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Bien Comisario, retirado ya de la policía hace
algunos años, me prejubilé.
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Y eso?
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Estaba ya harto de todo el mamoneo político.
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No me extraña.
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Verá Comisario le llamo porque quería verle,
tengo que hablar con usted, podría ir a verle en algún momento?
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Claro, cuando quiera, ya sabrá que ahora mismo estoy
en el hospital, por cierto, cómo me localizó?
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Verá Comisario es largo de contar, prefiero contárselo cuando nos veamos.
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Ya.
-
Cuando usted quiera me llama y nos vemos, es
importante, pero comprendo que ahora no se encuentre con fuerzas. Le doy mi
número de teléfono 722457286, no deje de llamarme.
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Ok, así lo haré.
- Cuídese Comisario.
Carballo iba a preguntarle por qué decía aquello pero la
comunicación se cortó de manera abrupta.
Carballo se quedó pensativo, de qué se trataría exactamente?,
hasta donde él recordaba el moños había sido un poco tarambana desde siempre y
se había dedicado principalmente a tareas de confidente en misiones especiales,
de qué diablos se trataría?, tendría algo que ver con el presunto intento de
envenenamiento que había sufrido Carballo?, sabría algo el moños?
El pensamiento de Carballo acariciaba una serie de ideas
contradictorias y poco firmes que le desorientaban aún más.
El moños…, pero cómo había dicho que se llamaba en realidad?,
Antonio Peña?, buscó en Google en el móvil y aparecieron muchos, miró en las imágenes,
repasó las fotos, no le parecía que pudiera ser ninguno de ellos, pero habían
pasado casi 30 años, habría envejecido, difícil reconocerlo, tal vez ya ni
tuviera moños y estuviera calvo, cualquiera de los que aparecían podría ser,
cualquiera de los que estaban en la cincuentena, de repente algo llamó la
atención de Carballo, debajo de la foto de uno de esos Antonio Peña aparecía la
palabra Vancouver, miró la foto, si era él ya no tenía casi moños, ahora le
recordaba, la sonrisa de conejo, las gafas, el gesto aturdido, la pose
distraída, era él, abrió la página y le aparecieron datos de un blog, entró en
el blog y pasó revista a las entradas, había de todo un poco, nada destacable,
un remix de lugares comunes y fútiles ejercicios literarios, siguió buscando en
Google, aparecía otra foto de él junto con alguien más, un grupo de gente, al
fondo se veía la imagen de un lago, Carballo abrió la foto, era de Facebook,
allí estaba de nuevo, lugar de residencia Vancouver, algo pasaba, estaba claro,
ésa era la conexión, parecía que sus sospechas se confirmaban, la conexión
Vancouver, eso era, habían intentado envenenarle y de improviso aparecía un
antiguo compañero de policía que vivía en Vancouver donde Carballo y Bruttini
estuvieron investigando el asesinato de Cony y Brown.
Antonio Peña…, y qué diablos hacía viviendo en Vancouver?,
todo era muy misterioso, y cómo había logrado localizarle? Carballo metió la
mano debajo de la almohada y volvió a tocar la magnum, allí seguía, estaba tan
fría que sintió un escalofrío como si la muerte le cruzara por el cuerpo,
convendría estar precavido a partir de ahora, las cosas podían complicarse,
pensó en hablar con el moños cuanto antes y saber qué quería comunicarle pero
decidió pensárselo un poco más, no precipitarse, a veces las apariencias
engañan y lo que es tan directo y claro encubre un engaño, sería realmente el
moños o estaría alguien intentando llegar hasta él bajo una falsa identidad
para matarle?
Esperar y pensar era lo más prudente, decidió meter el
número del móvil en la memoria del teléfono y consultar el wasap, sí, allí
estaba la foto, coincidía con las de Google, era la misma persona, pero eso no
significaba nada, podía haber pirateado la foto, decidió observar la actividad
del wasap del supuesto moños, caramba, echaba humo, continuamente escribiendo y
en línea, qué raro…, se preguntó si estaría en Vancouver o en España, a juzgar
por la diferencia horaria en aquel momento en Vancouver era de madrugada, tal
vez el moños estaba aquí, seguiría observando su wasap…
Carballo se recostó en la cama y se dio media vuelta, metió
la mano debajo de la almohada y sujetó la pistola entre sus dedos, el seguro
estaba puesto, eso era importante no fuera a dispararse de forma casual.
No podía dejar de pensar en el asunto, de pronto se cruzó
una idea por su cabeza, con quién estaba el moños en la foto del lago que
aparecía en Facebook?, volvió a buscar en Google, pinchó y amplió la imagen,
estaba borrosa, apenas se distinguían los rostros, todos sonreían, de repente
Carballo se fijó en una figura que apenas se veía, estaba detrás de todos,
volvió a ampliar aún más la imagen, sí, estaba claro quién era, allí estaba sin duda, Carballo se quedó de
piedra…, no daba crédito a lo que estaban viendo sus ojos.
(continuará)
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