Vuelve el orgullo, a mí me parece que más que una
reivindicación es un motivo de diversión y de negocio, si fuera reivindicación
sería algo más serio y no tendría esos tintes de payasada e histrionismo que
tiene, por otro lado viva la diversión, quiero decir que la diversión sea bajo
la circunstancia que sea debe ser siempre bienvenida, bastantes problemas nos
trae la vida como para desaprovechar las ocasiones de fiesta.
Chueca está lleno de banderitas, es un barrio que ha
mejorado y que se cotiza gracias al ambiente gay, en tiempos era una zona
deprimida de la ciudad, ahora es una zona pletórica de vida, lástima que el
orgullo la convierta en una especie de circo romano y las calles parezcan
estallar, pobre gente la que allí vive, la desmesura española sin respetar a
los demás.
Yo ya no puedo ni ser gay ni ser heterosexual, no puedo ser
nada porque la andropausia hace que desaparezca cualquier atisbo de deseo
sexual, eso hace que desde este limbo de la ausencia de deseo todo el tema de
la orientación sexual parezca un tanto ajeno, trivial incluso, como
ininteligible, es como si tuviera que gustarte la comida japonesa o la china a
la fuerza cuando no te apetece en absoluto ninguna de las dos, todas esas
discriminaciones, represiones, fariseísmos, etc, son desde la perspectiva de la
asexualidad algo totalmente banal, o mejor decir inverosímil.
La sexualidad es un señuelo que nos permite seguir adelante
engañados por el instinto, es como un entretenimiento, un desahogo, una
escapatoria, como una adicción que te distrae de problemas, dificultades,
penurias, una trampa que cuando descubres el truco te parece una bobería, pero
en la que no puedes evitar caer mientras eres joven por cuestión hormonal.
No creo que haya ningún denominador común entre gays, y
tampoco entre heterosexuales, hay de todo en todas partes, sensibilidad,
educación, cultura, civismo, dependen de otros factores totalmente ajenos al instinto
sexual, los clichés creo que son totalmente irreales, de ahí que al ver una
cabalgata del orgullo gay llena de clichés uno piense si no son los que
supuestamente luchan por esa igualdad los que más pretenden encasillar el
fenómeno gay en un cliché presentando una imagen tópica y distorsionada de un
colectivo que a fuerza de estar integrado y normalizado ni colectivo es ya.
El paseante