Hola, sí estuve viendo el blog tempranito, atrapada en
el capítulo 101, y muy divertida con la aparición del osezno, que alegró al
incomunicado Oscar.
Gracias por publicar lo que te escribo. Es como hablar
contigo, con serenidad, con calma, con sinceridad. Cuando te escribo siento que
dialogo contigo.
Por supuesto que mi hija que vive en Suecia me puso un
wsp preguntando por el hijo de Kiwi, el pichón, pues en realidad la perra es de
ella y yo se la cuido porque no la pudo llevar al exterior. Y se enteró por tu
blog!!! Estaba encantada de que Kiwi sea nombrada en un blog tan leído y con
tantos seguidores. Me preguntó si yo te había contado la historia de la
cuchara de madera, que si no lo hice que por favor te la cuente, porque es
increíble lo que la mascota puede hacer. Yo creo que sí te la conté mientras
almorzábamos en Sol, pero si no te la conté, me avisas, y te la describo.
Ah! por cierto, el pichón amaneció perfecto, con su
mamá y papá revoloteando cerca. Qué percepción tendrán de los humanos, que
cuando yo me acerco la mamá pájaro me arrancaría un ojo de una picoteada, y a
Kiwi, que pesa 50 kilos, y que siendo una boxer parece malísima, la deja dormir
con su hijito o hijita (no sé cómo verificar esto), y además mamá y papá se
paran sobre su lomo para controlar a su pichón. Y Kiwi se queda inmóvil como
conteniendo a esos padres tan desesperados. He visto que están haciendo otro
nido, donde seguro llevarán a su hijo cuando pueda volar.
Bsss. BC
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Sé bien a qué te refieres, Thai hizo lo mismo con un gorrioncito hace un tiempo, el gorrioncito no podía volar y ella lo estuvo protegiendo, tutelando pendiente de él, lo empujaba suavemente con la cabeza incitándolo a volar, estuvo esperando atenta con gesto de preocupación hasta que pasadas las horas el pajarito pudo alzar el vuelo y ella le siguió por el cielo con la mirada, mientras el pajarito no voló ella no se separó de su lado.
el paseante
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