Hola amigo: ¡buenos días! tu pereza es rara porque tu blog es un
monumento a la perseverancia. No sé ni por dónde empezar a comentar, porque hay
canciones, películas, poemas, pinturas, fotos, recuerdos, nostalgias, política,
opiniones, la evidencia de la importancia que le das a tu familia (me encantó lo
de sus sobrinas, que deben ser unas dulces totales).
¿tú crees que alguno de tus seguidores está a tu altura, para poder digerir
todo eso, disfrutarlo, comentarlo, y adquirirlo como conocimiento?. Gracias por
compartirlo, pero nadie podría hacer esa mezcla de temas, posiciones,
evidencias, opiniones, etc., siguiendo una sola línea de edición, certificada
por tu alta tenacidad e integridad física y emocional. Menos mal que contamos
con tanto material para pasar un año entero, ir a las fuentes, ver las obras,
canciones, libros, películas, etc., y entonces engrandecernos el alma para
recién poder comentar algo más o menos coherente, que si no se sabe del tema,
mejor ni hablar.
Me confieso ante ti, como una gran ignorante.
Y la Cabrita sacó algo espectacular, al hacer su sarcasmo sobre las almas
gemelas. Y es que tú eres tan romántico y simple, que donde te muestran amor ves
amor, que donde te muestran odio, ves odio, que donde te muestran ternura ves
ternura, donde te muestran violencia, ves violencia. Y no es así, de allí debe
venir tu depresión y decepción de la vida. Lo que ves no es, y ya casi hemos
llegado a afirmar que los hechos, las personas y las cosas existen si salen en
el TV.
Y en efecto, el beso de dos líderes mundiales no es un beso ni de cortesía.
Es el beso de Judas, sin duda alguna, donde uno de ellos le marca a unos cuántos
adónde hay que apuntar.
Gracias por hacernos más cultos todos los días. Espero los lunes ansiosa
porque sé que me encontraré con todo lo que fuiste incorporando el fin de
semana.
Un beso con el alma. Ya me regreso a la Argentina esta semana. BC
Volver,
Música: Carlos Gardel Letra: Alfredo Le Pera (Ritmo: tango)
Yo
adivino el parpadeo
de las luces que a lo lejos
van marcando mi retorno.
Son las mismas que alumbraron
con sus pálidos reflejos
hondas horas de dolor.
Y aunque no quise el regreso
siempre se vuelve
al primer amor.
La vieja calle
donde me cobijo
tuya es su vida
tuyo es su querer.
Bajo el burlón
mirar de las estrellas
que con indiferencia
hoy me ven volver.
Volver
con la frente marchita
las nieves del tiempo
platearon mi sien.
Sentir
que es un soplo la vida
que veinte años no es nada
que febril la mirada
errante en las sombras
te busca y te nombra.
Vivir
con el alma aferrada
a un dulce recuerdo
que lloro otra vez.
Tengo miedo del encuentro
con el pasado que vuelve
a enfrentarse con mi vida.
Tengo miedo de las noches
que pobladas de recuerdos
encadenen mi soñar.
Pero el viajero que huye
tarde o temprano
detiene su andar.
Y aunque el olvido
que todo destruye
haya matado mi vieja ilusión,
guardo escondida
una esperanza humilde
que es toda la fortuna
de mi corazón.
Volver
con la frente marchita
las nieves del tiempo
platearon mi sien.
Sentir
que es un soplo la vida
que veinte años no es nada
que febril la mirada
errante en las sombras
te busca y te nombra.
Vivir
con el alma aferrada
a un dulce recuerdo
que lloro otra vez.
de las luces que a lo lejos
van marcando mi retorno.
Son las mismas que alumbraron
con sus pálidos reflejos
hondas horas de dolor.
Y aunque no quise el regreso
siempre se vuelve
al primer amor.
La vieja calle
donde me cobijo
tuya es su vida
tuyo es su querer.
Bajo el burlón
mirar de las estrellas
que con indiferencia
hoy me ven volver.
Volver
con la frente marchita
las nieves del tiempo
platearon mi sien.
Sentir
que es un soplo la vida
que veinte años no es nada
que febril la mirada
errante en las sombras
te busca y te nombra.
Vivir
con el alma aferrada
a un dulce recuerdo
que lloro otra vez.
Tengo miedo del encuentro
con el pasado que vuelve
a enfrentarse con mi vida.
Tengo miedo de las noches
que pobladas de recuerdos
encadenen mi soñar.
Pero el viajero que huye
tarde o temprano
detiene su andar.
Y aunque el olvido
que todo destruye
haya matado mi vieja ilusión,
guardo escondida
una esperanza humilde
que es toda la fortuna
de mi corazón.
Volver
con la frente marchita
las nieves del tiempo
platearon mi sien.
Sentir
que es un soplo la vida
que veinte años no es nada
que febril la mirada
errante en las sombras
te busca y te nombra.
Vivir
con el alma aferrada
a un dulce recuerdo
que lloro otra vez.
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