51 – La historia
de Cachemir continuación
Bruttini al subir de la calle de tirar la basura y entrar en
la buhardillita ni se percató de la entrada del gatito, tan abstraído iba en
sus pensamientos de subcomisario o en sus pensamientos de crossdresser, no se
sabe bien en cuáles, o tal vez en ambos, antes de acostarse se tomó su vasito
de leche, tenía esa costumbre, Bruttini no el gatito, que aún no tenía
confianza suficiente para eso, y se acostó sin percatarse tampoco de la
compañía del minino que acurrucado a su lado ronroneaba de placer, y cómo fue
que Bruttini no se percató del ronroneo?, es sordo acaso?, nos preguntamos,
pues muy sencillo, porque se creyó que lo que sonaba era el motor del
frigorífico, como la buhardilla era tan pequeña la nevera estaba al lado de la
cama, muy a mano por si de noche le entraba apetito, y así pasaron la noche los
dos, durmiendo juntos sin saberlo, Bruttini se dedicó a soñar con su mujer, con
Maritzia la castradora como él la llamaba, la cual le perseguía en sueños
cuchillo en mano por las calles de su pueblo, y también soñó con que le
perseguían los admiradores que tenía en el Diva’s Club, intentando conseguir de
él algún inconfesable placer sexual, el cual él, pese a ser ya una afamada crossdresser,
se resistía a dar, debido a que en esos momentos salía el subcomisario que
llevaba dentro. El gatito se dio cuenta enseguida que su futuro dueño no se
encontraba bien por la de jadeos y vueltas que daba en la cama, y pensó que
debería poner en orden la cabeza de Bruttini a fin de que con cariño y ternura
volviera a tener confianza en sí mismo y en la vida.
La mañana les pilló a los dos profundamente dormidos, apenas
abrió los ojos Bruttini pudo ver encima de su pecho una mancha negra, intentó
aclararse la vista frotándose los ojos pero fue inútil, la mancha seguía allí,
la dio un manotazo y el pobre gatito cayó al suelo y lanzó un débil quejido,
como era muy listo, el gato, no Bruttini, decidió hacerse el muerto, y así fue
como Bruttini alarmado pensó que había matado a un pobre y lindo gatito,
intentó reanimarle, le subió a la cama, le ofreció leche en un platillo, pero
todo era inútil, no reaccionaba, el gatito mientras le miraba por el rabillo
del ojo y pensaba que era su oportunidad de conseguir hogar definitivo y de paso hacerle un favor, el
favor inmenso de su compañía y cariño a el alma cándida, incomprendida y
solitaria de Bruttini, el cual hizo intención de llevarle al veterinario dado
que no se reponía, lo cual fue adivinado por el gato poniéndose de inmediato
sano a fin de no pasar por semejante suplicio. Los días siguientes fueron como
la seda, por la noches Bruttini no podía dormirse hasta que el gatito se subía
con él a la cama, y desde que con él durmiera no volvió a tener pesadillas sino
sueños plácidos y deliciosos en los cuales se sentía henchido de paz y
felicidad, realizando hazañas de subcomisario o de crossdresser, según
correspondiera, y así iban pasando los días sin que al gatito le faltara de
nada y Bruttini hubiera recuperado de nuevo la felicidad que ya había olvidado
hasta que un buen día…
(continuará)
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