38 – Decíme...
- Decíme, realmente no escuchaste mis chamados,
estuve chamando al celular primero, qué ché yo el rato, luego estuve en tu
puerta, arriba, sí arriba, en tu descansillo, viste, justo ahí aporreando la
puerta qué ché yo, desesperada, pensé que no querías atendéme, vos sos a veces
tan raro, imprevisible, pensé tal vez le dio uno de sus ataques de fobia
sosial, y me desesperé, y sí, claro, y por qué no?, me desesperé, ni te lo
imaginas, chegué a pensar que estabas muerto, o de vacasiones, tal ves fuera de
Madrid en alguna misión especial polisial o algo por el estilo, qué ché yo,
todo era tan extraño, mi amigo querido, mi gran amigo, mi amigo del alma, mi José,
no me atendía el celular ni me abría la puerta, algo para mí totalmente imposible de creer, era como si estuviera
metida en una pesadilla, apenas me despierto ahora que te veo frente a mí, y
decíme, estás bien?, pasa algo?, sigo siendo tu amiga?, seguimos siendo amigos?,
por un momento pensé que había hecho algo que te ofendió, qué ché yo, cualquier
cosa, y ya no querías verme más, horrible, estaba aterrada, no sabía qué hacer
ni a quién recurrir, y decíme esta casa no tiene portero?, me encontré con tu
vecina del piso de arriba, una mujer muy distinguida realmente, usa Sanel nº 5
como yo, y me dijo que no te conocía, de no poder creerlo, qué ché yo, todo
rarísimo, te esperé primero aquí sentada, luego subí con tu vecina a tu piso,
volví a bajar después de estar por ahí 3 horas aporreándote la puerta, no más
pensé si está José dentro y está escuchando el escándalo porque no quiere en
verdad abrirme pensará que vos sos realmente loca, y decíme, vos pensás que en
verdad soy loca, decíme la verdad, y ahora al fin te veo querido José, estás
espléndido, tan elegante y distinguido, tan caballero y tan señor, qué alegría,
ves, no más te veo y me emociono, pero decíme cómo te va la vida, estás
realmente espléndido, y que buen color, estuviste en la placha?, me gustaría
que fuéramos juntos a la placha, querés vos ir a la placha conmigo?,
contestáme, decíme, habláme algo, José qué alegría tan grande, al fin nos vemos…
(continuará)
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