48 – La Brutta
Bruttini representaba a Marlene Dietrich sobre el escenario
del Diva’s Club, impresionante interpretación de la canción Lili Marleen de la
película El ángel azul, el silencio fue sepulcral durante toda su
interpretación e igualmente al terminar hasta que el público presente en la
sala irrumpió en sonoros aplausos y vítores puesto en pie, resultaba increíble
la transformación del Subcomisario Bruttini en la más grande de las grandes
divas de toda la historia del séptimo arte, y además cantando con su propia voz,
la de Bruttini, Lili Marleen, la canción legendaria que entonaban los soldados
alemanes cuando iban a las trincheras durante la segunda guerra mundial, de
fondo en el escenario se proyectaban imágenes de dicha guerra, imágenes en
blanco y negro, antiguas imágenes mudas que daban cuenta del horror de toda guerra
y superpuesto a las imágenes como en un fondo chinesco, Bruttini interpretaba
la canción caracterizado de Marlene Dietrich en El ángel azul de Stronheim,
mostrando sus hermosas piernas que subía y bajaba estirándolas cual si fueran
las aspas de un compás, mientras sentado a horcajadas en una silla miraba con la mirada
caída de la Dietrich al auditorio, susurrando más que cantando con una perfecta
entonación en alemán, que parecía acariciar las palabras, los compases entre melancólicos, tiernos y nostálgicos,
de la canción, que flotaba en el aire voluptuosa como bocanadas de humo o
niebla de un campo de batalla. Algunos caballeros de los presentes dejaron caer
alguna lágrima y todos emocionados, incluido, cómo no, Carballo, se dejaron
arrastrar por la profunda tristeza y gran belleza de la actuación viendo más
allá de lo que veían, mirando a través de lo que veían en el interior de su
alma que sabía bien lo que quería, estar a salvo de cualquier guerra y en brazos
de una mujer, en este caso de una crossdresser, como Lili Marlene, o por mejor
decir, como la Brutta, o por mejor decir aún, como el Subcomisario Brutini
caracterizado como diva absoluta, la primera diva, la prima
donna, del Diva’s Club.
El número de Bruttini era el número estrella del espectáculo,
el más emotivo, el más profundamente teatral y a la vez artísticamente superior
al resto, Carballo contemplándolo pensó que el chico tenía madera, no ya de sólo
de crossdresser, sino de artista, eso es, eso pensó Carballo, el chico tiene
alma de artista sin dudarlo.
(continuará)
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