40 – Bety la bruja
Carballo no pudo
pronunciar palabra, salieron del portal donde Carballo había fingido no haber
oído sus llamadas, bajaron Gran Vía abajo hasta la plaza de España, Bety no
paraba de hablar, estaba realmente excitada, al llegar a Plaza de España donde
siempre hacía un fuerte viento una ráfaga hizo que el sombrero panamá de
Carballo se volara, ni se dio cuenta tan absorto como iba en la cháchara
incontenible de Bety, perdió su querido sombrerito panamá tan querido por él
con el que poco antes había sido admirado cuando coronaba su look crossdresser
encima de su peluca a lo Kim Novac, una pena, Carballo era muy apegado a sus
cosas y se aturdía con facilidad, siendo como era una persona tranquila la
gente nerviosa le llevaba a un estado de shock en el cual se quedaba bloqueado,
como ausente, éste era el caso con Bety, después subieron por la calle
Leganitos y se despidieron en la puerta del hotel donde se alojaba su amiga,
bueno, se despidió ella, Carballo no abrió la boca, no pudo, no le dejó ella,
no fue capaz, no se sabe bien, a Carballo en ocasiones así le entraban ganas de
estrangular pero no podía permitírselo, era Comisario, era el gran Comisario
Carballo.
Por otra parte si
bien al lector de esta historia pudiera parecerle en algún momento que la
irrupción de Bety la bruja supone una incongruencia inexplicable de la trama,
no es así dado que Bety jugará, según se podrá ir viendo más adelante, un papel
fundamental en el desarrollo y resolución de esta historia, llegando a adquirir
un papel protagonista, como podrá comprobar en un futuro el lector.
Bety tenía los mismos
años que Carballo, era bruja, ésa era su profesión, parecía una broma pero era
así, era cierto, hacía trabajos de brujería, cobraba por ellos, así se ganaba
la vida en una pequeña ciudad de Argentina, junto con ella trabajaban en
gabinete o aquelarre, como quiera llamarse, una serie de compañeras, la
principal de las cuales era su lugarteniente Lú, así, Lú sin más, no sabiéndose
a ciencia cierta a qué correspondía Lú, si bien todo indicaba que el origen era
el nombre de Lucrecia, nombre por otro lado muy adecuado para una bruja. A
Carballo le habían hecho por encargo de él mismo algunos trabajitos, ayudándole
en sus asuntos laborales con frecuencia un tanto tortuosos, siendo la principal
proveedora de favores la virgen de los Desatanudos, así conocida popularmente
en Argentina, por cuya intercesión conseguían las brujas los favores
solicitados, lo cual no dejaba de ser ligeramente contradictorio dado que se
invocaba un culto católico a través de una brujería, ellas, las brujas, habían
sabido sintetizar algo tan antagónico, tal vez por eso los resultados eran tan
drásticos e infalibles, dejando sorprendidos y agradecidos a los favorecidos y
haciendo que su fama se extendiera más allá de la fronteras de su patria, cuál
era el caso de Carballo que había tenido contacto por primera vez con Bety a
través de internet donde ella se anunciaba como hechicera, echadora de cartas, nigromante
y hacedora de amarres amorosos, entre otras cosas, todas ellas relativas a la
magia, el vudú y la santería.
(continuará)
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