jueves, 7 de agosto de 2014

Bety la bruja (Un asesino en las calles 40).




40 – Bety la bruja

Carballo no pudo pronunciar palabra, salieron del portal donde Carballo había fingido no haber oído sus llamadas, bajaron Gran Vía abajo hasta la plaza de España, Bety no paraba de hablar, estaba realmente excitada, al llegar a Plaza de España donde siempre hacía un fuerte viento una ráfaga hizo que el sombrero panamá de Carballo se volara, ni se dio cuenta tan absorto como iba en la cháchara incontenible de Bety, perdió su querido sombrerito panamá tan querido por él con el que poco antes había sido admirado cuando coronaba su look crossdresser encima de su peluca a lo Kim Novac, una pena, Carballo era muy apegado a sus cosas y se aturdía con facilidad, siendo como era una persona tranquila la gente nerviosa le llevaba a un estado de shock en el cual se quedaba bloqueado, como ausente, éste era el caso con Bety, después subieron por la calle Leganitos y se despidieron en la puerta del hotel donde se alojaba su amiga, bueno, se despidió ella, Carballo no abrió la boca, no pudo, no le dejó ella, no fue capaz, no se sabe bien, a Carballo en ocasiones así le entraban ganas de estrangular pero no podía permitírselo, era Comisario, era el gran Comisario Carballo.
Por otra parte si bien al lector de esta historia pudiera parecerle en algún momento que la irrupción de Bety la bruja supone una incongruencia inexplicable de la trama, no es así dado que Bety jugará, según se podrá ir viendo más adelante, un papel fundamental en el desarrollo y resolución de esta historia, llegando a adquirir un papel protagonista, como podrá comprobar en un futuro el lector.
Bety tenía los mismos años que Carballo, era bruja, ésa era su profesión, parecía una broma pero era así, era cierto, hacía trabajos de brujería, cobraba por ellos, así se ganaba la vida en una pequeña ciudad de Argentina, junto con ella trabajaban en gabinete o aquelarre, como quiera llamarse, una serie de compañeras, la principal de las cuales era su lugarteniente Lú, así, Lú sin más, no sabiéndose a ciencia cierta a qué correspondía Lú, si bien todo indicaba que el origen era el nombre de Lucrecia, nombre por otro lado muy adecuado para una bruja. A Carballo le habían hecho por encargo de él mismo algunos trabajitos, ayudándole en sus asuntos laborales con frecuencia un tanto tortuosos, siendo la principal proveedora de favores la virgen de los Desatanudos, así conocida popularmente en Argentina, por cuya intercesión conseguían las brujas los favores solicitados, lo cual no dejaba de ser ligeramente contradictorio dado que se invocaba un culto católico a través de una brujería, ellas, las brujas, habían sabido sintetizar algo tan antagónico, tal vez por eso los resultados eran tan drásticos e infalibles, dejando sorprendidos y agradecidos a los favorecidos y haciendo que su fama se extendiera más allá de la fronteras de su patria, cuál era el caso de Carballo que había tenido contacto por primera vez con Bety a través de internet donde ella se anunciaba como hechicera, echadora de cartas, nigromante y hacedora de amarres amorosos, entre otras cosas, todas ellas relativas a la magia, el vudú y la santería.

(continuará)


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