miércoles, 22 de agosto de 2012

El amor a primera vista según la sombra.



Amor a primera vista. Pues qué quieres que te diga, Jota. Yo creo que el amor a primera vista aplicado a personas no debería llamarse amor, se parece más bien a la fascinación, pero, claro, no queda tan bien, y como el hombre necesita cierta dosis de dramatismo para sentirse especial, tiende a confundir los conceptos. Una tontería. Sólo amas cuando conoces, y sólo puedes conocer a simple vista las cosas que se muestran por completo en la imagen que proyectan, es decir, puedes amar a primera vista un paisaje, una flor, un atardecer, porque lo que ves es lo que hay. No hay nada más detrás. Pero una persona, ay amigo, la persona es tan compleja que como mucho puedes enamorarte a primera vista de su cuerpo, de su rostro, de algún gesto, pero nada más. Y eso yo lo considero más atracción que amor, fíjate.
Las cosas que provocan amor a primera vista son deslumbrantes, instantáneas. Como si, de repente, alguien le hubiera dado al interruptor interno que enciende la admiración. Pero es una luz tan potente que dura poco, porque uno no puede vivir en un estado de fascinación durante mucho tiempo. Por eso solemos enamorarnos a primera vista de instantes concretos y fugaces, y por el mismo motivo el amor a primera vista que crees sentir por alguien no suele prosperar. Y es que las personas necesitan ser conocidas en profundidad para provocar un amor duradero. Un amor que tiene que ir naciendo no súbitamente, como un brillante foco, sino poco a poco, igual que el sol. En cualquier caso, sí que diré que me enamoré a primera vista de algo hecho por un hombre. Me enamoré del blog que empezaste hace un año tal día como hoy, Jota. Y todavía sigue enamorándome. Felicidades.

La sombra del paseante


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