miércoles, 8 de agosto de 2012

Respuesta a la voluntad.


Tu voluntad, sombra, es de pusilánimes, nada heroica, imagino a Aquiles diciendo lo que tú dices, menuda guerra de Troya, imagino a Alejandro Magno, a Miguel Ángel, a Sócrates, al gran César Augusto, a Napoleón.
Imagino a Dios con tu voluntad intentando crear el mundo, imposible, lo dejaría mejor para mañana a ver qué sucede, por si acaso el mundo va y se crea solo.
Imagino a Einstein esperando a ver si la suerte se pone propicia y descubre la ley de la relatividad sin esfuerzo, como por casualidad.
Me imagino a mí esperando que el blog se cree solo...
Me imagino un mundo sin voluntad.
Mira, sombra, te lo digo por propia experiencia, si esperamos que todo fluya en realidad todo se estanca, no se puede esperar, hay que actuar, y es que ya lo decía mi abuela, el que algo quiere algo le cuesta.
No torcer la voluntad de nadie parece tu norma, pero te pregunto, qué importa la voluntad de nadie a nadie, valga la redundancia, si no es para conseguir algo.
Y sólo con la voluntad se consigue lo que queremos, porque según tu teoría es fácil conseguir todo si no queremos nada, pero si no queremos nada para qué conseguirlo, te pregunto.
Caes en el desinterés, en la abulia, y entonces te llega todo, me dices, pues menuda solución, ya nada quiero, nada me interesa, todo me sobra, y es entonces cuando todo lo consigo, y te pregunto, sombra, qué hago con todo eso que me llega y no me interesa ya, menudo estorbo.
Supongamos, es sólo un suponer, que yo lucho por conseguir casarme con alguien, lo deseo, lucho por ello denodadamente, y tú me dices que no desee, no luche, y entonces, sólo entonces, me llegará la boda, y tú crees que yo llego hasta el altar si no me interesa ya.
Deseo, voluntad, lucha, si todo eso desaparece también desaparece el interés.
Y no sólo el interés sino la esencia de la vida...

el paseante

No hay comentarios:

Publicar un comentario