lunes, 20 de agosto de 2012

Un año de blog (3).


Yo soy una persona muy cariñosa, si me preguntaran cómo soy de lo único que estaría seguro es de que soy cariñoso.
Durante un año he tratado de dar cariño y de recibir cariño a cambio, nada más, el cariño, esa energía de la que me alimento, que nutre mi espíritu y me hace feliz...
Si no noto cariño me pongo triste, me siento infeliz, y pienso, qué poco cuesta ser cariñoso, me digo, a mí por lo menos no me cuesta nada, lo que más me cuesta es no ser cariñoso, porque es algo que me sale de forma natural con todo el mundo.
Con cariño el mundo funcionaría mejor y seríamos más felices, necesita el mundo una transfusión urgente de cariño porque está anémico de cariño, necesita toneladas de cariño, pero el cariño no cotiza en bolsa, no hacen ni caso de él los mercados y es por eso por lo que nos va tan mal.
Indiferencia, egoísmo, desamor, impiedad.
No puedo vivir en un mundo sin cariño, es como un mundo sin aire, un mundo lleno de aire viciado por la ira, la hipocresía, la falta de afecto, la deslealtad.
Me asfixia un mundo así, necesito una atmósfera clara, llena de cariño.
Sé que parezco un niño, que puede resultar inmaduro, que hay que ser fuerte, duro, que no hay que ser tan sensible, ya lo sé, todo eso me lo viene diciendo mi madre desde siempre, pero no puedo evitarlo, necesito sentirme querido, necesito sentir cariño, afecto, comprensión, respeto.
El origen del blog no es sino ése, hace ya un año hice una llamada universal, cósmica, para intentar recibir cariño, me sentía tan solo, tan incomprendido, tan dejado de lado por todos, que vi a través del blog una vía para comunicarme y buscar otras personas que tuvienran mis gustos, sintieran mis necesidades, compartieran mis pensamientos, y así al menos poder darnos cariño entre nosotros.
Sé que lo he logrado, las cifras hablan de sobra, y ya por fin me siento querido de nuevo como por una madre, otra madre, la madre tierra, que me acoge entre sus brazos igual que la mía, me aprieta fuerte, y me da un sonoro beso lleno de cariño y de amor.

 el paseante

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