martes, 21 de agosto de 2012

La película de la semana. La boda de mi mejor amigo. P. J. Hogan. 1997.


Está igual que yo, la acaban de dar calabazas, como a mí.
Me consuela que hasta a Julia Roberts le den calabazas, ya no se respeta ni a los grandes mitos, Julia Roberts, el paseante...
Pobrecilla, la veo y me parece verme, como en un espejo me miro en ella, bueno, yo no fumo, es la única diferencia, pero de ánimo igual, no hay más que verle la cara, lo está pasando mal, muy mal, fatal.
El amor tiene estas cosas, a veces te da felicidad y a veces tristeza, y con frecuencia primero lo uno y luego lo otro.
Pero Julia y yo no hemos tenido ocasión de llegar a "lo otro" porque de entrada no hemos pasado de "lo otro", no nos han dado ocasión.
Una crueldad.

No sé si voy a poder decir algo sobre la película, estoy muy afectado, lo cierto es que me siento tan identificado con el personaje de Julia Roberts, sólo valoro y quiero tener a las personas cuando las voy a perder, y eso le pasa a ella en la película, su mejor amigo de toda la vida, su primer amor, su amor platónico, se va a casar, y ella hará todo lo posible por impedirlo, incluso en ocasiones estará cerca, muy cerca de conseguirlo, pero la victoria será pírrica, eso parece pensar ella en esas ocasiones, quiero decir, si alguien no te quiere como para casarse contigo, si alguien no te elije, si prefiere a otra, por mucho que tú le quieras, le persigas, luches por él, pues al final todo será muy forzado aunque lo consigas, todo estará prendido como con alfileres, y todo será frágil, nada sólido, y acabará cayéndose.
Pero ella le habla claro a él, y él se queda tal cual, hecho un pasmarote, la comprende, la quiere, pero ya ha elegido a otra, el amor tiene estas cosas, el amor es así...
La película es una comedia americana de las grandes, la ponen en la tele con frecuencia, yo siempre que tengo ocasión no me la pierdo, cada vez que la vuelvo a ver me fijo en cosas diferentes, interpretaciones, personajes, diálogos, escenarios naturales, música, decorados, vestuario, guión, planos, contraplanos, montaje...
Las buenas películas son un pozo sin fondo, siempre que vuelves a verlas descubres nuevos aspectos en los que antes no te habías fijado, y te recreas en ellos, te dejan un nuevo regusto, un nuevo sabor, siempre excelente. Depende tu percepción del estado de ánimo con que te enfrentes a ellas.
Las buenas películas son como las muñecas rusas, una dentro de otra, y parecen no tener fin.
Y es que ya lo dice mi padre, los americanos cuando hacen una buena película es insuperable, porque allí el cine es una industria.

Creo que necesito volver a ver esta película, a ver si proyectándome sobre el personaje de Julia Roberts, y riéndome un poco viendo mis defectos en la pantalla, me consuelo algo de mi pena, mi inmensa pena...

el paseante apenado

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