jueves, 9 de agosto de 2012

La réplica de la sombra a la voluntad.




Como siempre tienes parte de razón, Jota. Yo también me he preguntado por qué la Vida a veces nos concede lo que deseamos cuando ya hemos perdido el interés, porque, igual que a ti, a mí también me parecía un sinsentido. Y he pensado en varias respuestas. Primero en la que te dije en la otra entrada: lo hace para  que nos demos cuenta de que no podemos exigir resultados, sólo luchar por ellos y esperar conseguirlos. Otra posibilidad es que no se nos conceda lo que queremos cuando queremos porque algo estamos haciendo mal y necesitamos cambiar de táctica. Ya sabes, si quieres resultados distintos no hagas siempre lo mismo. Tal vez sea porque nos quiere enseñar que el proceso de luchar por lo que uno quiere es más interesante que alcanzar el objetivo. Lo importante no es la meta, sino el camino. A lo mejor es que la Vida quiere que deseemos lo menos posible, porque desear es vivir en el futuro, y negándose a nuestros deseos nos empuja a que nos enfoquemos en el presente, en lo que tenemos ahora, no en lo que podemos tener. O simplemente es que ella decide qué deseos hace realidad y cuándo es el momento adecuado porque sabe, bastante mejor que nosotros, qué es lo que nos conviene. ¿Cuántas veces hemos deseado algo que una vez cumplido nos ha decepcionado o se ha vuelto contra nosotros?. Pero, claro, el ser humano es arrogante y exige que se haga lo que quiere cuando él quiere sin darse cuenta de que no tiene ni idea de nada. Ay, el ego, qué problemas nos trae.
Yo creo que hay que confiar un poquito más en la Vida, Jota. No te digo que no luches por tus sueños, pero hazlo con humildad, pensando que a lo mejor estás equivocado…   

La sombra del paseante


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