Como siempre tienes parte de
razón, Jota. Yo también me he preguntado por qué la Vida a veces nos concede lo
que deseamos cuando ya hemos perdido el interés, porque, igual que a ti, a mí
también me parecía un sinsentido. Y he pensado en varias respuestas. Primero en
la que te dije en la otra entrada: lo hace para que nos demos cuenta de que no podemos exigir
resultados, sólo luchar por ellos y esperar conseguirlos. Otra posibilidad es
que no se nos conceda lo que queremos cuando queremos porque algo estamos
haciendo mal y necesitamos cambiar de táctica. Ya sabes, si quieres resultados
distintos no hagas siempre lo mismo. Tal vez sea porque nos quiere enseñar que
el proceso de luchar por lo que uno quiere es más interesante que alcanzar el
objetivo. Lo importante no es la meta, sino el camino. A lo mejor es que la Vida quiere que deseemos lo
menos posible, porque desear es vivir en el futuro, y negándose a nuestros
deseos nos empuja a que nos enfoquemos en el presente, en lo que tenemos ahora,
no en lo que podemos tener. O simplemente es que ella decide qué deseos hace
realidad y cuándo es el momento adecuado porque sabe, bastante mejor que
nosotros, qué es lo que nos conviene. ¿Cuántas veces hemos deseado algo que una
vez cumplido nos ha decepcionado o se ha vuelto contra nosotros?. Pero, claro,
el ser humano es arrogante y exige que se haga lo que quiere cuando él quiere
sin darse cuenta de que no tiene ni idea de nada. Ay, el ego, qué problemas nos
trae.
Yo creo que
hay que confiar un poquito más en la
Vida , Jota. No te digo que no luches por tus sueños, pero
hazlo con humildad, pensando que a lo mejor estás equivocado…
La sombra del paseante
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