jueves, 29 de noviembre de 2018

Nunca serás Alguien. Poema.





Nunca serás Alguien

Nunca serás Alguien
No podrás, no te dejarán
Llegarás a lejanos puertos
Surcando mares inmensos
Sortearás peligros
Te enfrentarás a terribles monstruos
Desfallecerás
Caerás rendido sin fuerzas
Te levantarás y seguirás
Pero todo será inútil
Todo eso no lo harás tú
No lo vivirás tú
No serás tú
Porque nunca conseguirás ser Alguien
Ese alguien que en realidad te conforma
Pero que es invisible para todos
Incluso para ti
Ese alguien que cuando hablas calla
Que cuando piensas imagina
Que cuando actúas se queda quieto
Un alguien diferente a cómo te ven los demás
A cómo te ves tú
Un alguien que nunca se realizará
Como un proyecto frustrado, una batalla perdida
Un edificio inacabado
Pero ahí seguirá siempre detrás de ti
Como una sombra invisible
Que sin embargo sabes que existe
Pero que no puedes alcanzar
Que nadie puede alcanzar

José Ramón Carballo
30 de noviembre de 2018


Poema del Tú.





Poema del Tú

A veces Tú, en ocasiones Nadie
Yo
A veces Yo, en ocasiones Alguien
Tú y Yo
Todos
Me pusieron de nombre Yo a veces
Me pusieron de nombre Tú otras veces
Me pusieron de nombre Todos en ocasiones
Y no me dejaron ser Nadie
Ni me dejaron ser Alguien
No quería ser Tú ni ser Yo
Ni ser Todos
Quería ser para Nadie nada
Quería ser Alguien para mí
Pero no fui capaz
Tuve que seguir ser siendo
Siendo Yo para mí
Siendo Tú para otros
Siendo Todos para Todos
Triste destino en mío
Y el de cualquiera
Que siendo no es
Y sólo dejando de ser es
Porque ni Tú ni Yo ni Todos
Soy cuando dejo de ser
Y por fin puedo ser
Innombrable
Inmaterial
Inexistente
Nadie

José Ramón Carballo
29 de noviembre de 2018


Prendas de vestir míticas. El look andrógino.





En realidad una frontera bien definida entre lo femenino y lo masculino no creo que exista, esa frontera no está sino en nuestra imaginación, si lo observamos detenidamente fuera de las diferencias fisiológicas todos compartimos rasgos de ambos sexos en mayor o menor medida, o mejor decir que fuera de lo fisiológico no hay rasgos propiamente exclusivos de los sexos, tan sólo los genitales sí suponen una diferencia, y en ocasiones incluso no resultan muy relevantes.
Se ve claramente antes de la diferenciación sexual en la adolescencia, antes de la irrupción de las hormonas organizándonos la vida y poniéndonos etiqueta, no somos muy definidos, y esa indiferenciación hay quién la mantiene en la edad adulta bien sea por una cuestión fisiológica u hormonal o por puro gusto.
En el puro gusto es donde entraría a lo que me refiero, el look, significa que es algo deseado, buscado, conseguido, un look como otro cualquiera.
En estado puro el look andrógino es algo poco frecuente, téngase en cuenta que no es querer aparecer como del otro sexo, sino simplemente difuminar la frontera y jugar a la ambigüedad en el arreglo personal.
A mí me resulta interesante la propuesta andrógina pero creo que hay que tener una condiciones físicas de las que carezco, sin embargo David Bowie, maestro en el tema, tenía unas condiciones físicas ideales, y el resultado fue muy revelador, rompedor de etiquetas.
Cuando nacemos nos cuelgan de la cuna una etiqueta que no nos abandona toda la vida, si queremos cambiarla tenemos enfrente a toda la sociedad, la gente tiene miedo de alguien sin etiqueta, no es de fiar, o con la etiqueta borrosa, o con la etiqueta cambiada. Pero en realidad, como decía al principio, la frontera es difusa, imprecisa, borrosa, somos nosotros los que la subrayamos por comodidad, por sentirnos seguros aunque a veces esa seguridad no nos haga felices porque la ambigüedad es una aventura, un probar algo que nos apetece para sentirnos diferentes y experimentar nuevas sensaciones que modificarán nuestra forma de pensar y ver el mundo
Masculino o femenino, parece sólo hablar de sexo, pero los dos polos significan mucho más que el sexo, marcan la vida de las personas, las aprisionan con frecuencia dentro de un rol, salirnos de ese molde, romper esquemas es el primer paso para comprender otras esferas de la realidad opuestas por pura autosatisfacción si esa necesidad se tiene.

El paseante