A mí en los cuadros de David Hockney me gustaría quedarme a vivir para siempre.
En ese universo mágico que él crea, lleno de luz, color, armonía, belleza, siempre sería feliz.
Resplandece en su obra la vida, un entusiasmo por la vida entendida como un espectáculo que merece la pena vivir.
Optimismo, sensualidad, alegría.
Espontaneidad, sutileza, espiritualidad.
Como en la gran literatura, en la gran pintura, el pintor debe desaparecer y dar paso al tema.
El tema debe ocupar toda la obra, y el tema debe estar ya desde antes en el corazón del espectador.
El artista es el demiurgo, él abre e misterio de los corazones y nos cuenta su verdad.
La verdad que todos compartimos.
El amor.
el paseante
No hay comentarios:
Publicar un comentario