72 – Menudo chasco!
El 69 de la
Brutta, menudo chasco, Carballo estuvo durante toda la noche
esperando el deseado numerito pero nada, a mitad de la velada salió el maestro
de ceremonias a anunciar que por motivos ajenos a su voluntad La Brutta no podría actuar esa
noche, algo raro estaba pasando en el Divas Club, se dijo Carballo para sí
mismo, aquello no era normal, ya era demasiada la ausencia del subcomisario
Bruttini del espectáculo, debía de existir algún problema entre Bruttini y el
Divas, pero el comisario Carballo no lograba imaginar cuál sería el problema,
económico tal vez?, habría subido el caché del chico dado su éxito?,
psicológico tal vez?, tendría el chico alguna crisis existencial?, sentimental
tal vez?, impediría la apasionada relación que Bruttini mantenía con su novia
el que dedicara tiempo a su vertiente de crossdresser?, Carballo no lograba
imaginar claramente a qué se debería la pertinaz ausencia de Bruttini sobre las
tablas del Divas Club, se trataría de un motivo de tipo moral?, habrían querido
obligar a Bruttini a hacer un 69 sobre el escenario y la Brutta no lo habría
aceptado por entender que mancillaba su arte algo así?, ni idea, el caso es que
las cosas parecían no ir todo lo bien que iban antes entre Brutti y el Divas
Club, estaba claro, y a quién se debía esta situación?, quién era el culpable?,
ni idea, intentaría sonsacarle a Bruttini indirectamente qué era lo que en
realidad pasaba cuando le viera, eso pensó, en cualquier caso a Carballo le producía
tristeza no poder contemplar ya las actuaciones de Bruttini sobre el escenario
del Divas, que eran, sencillamente geniales en opinión de Carballo.
Apenas anunciaron que Bruttini no actuaría Carballo se
volvió a su casa donde le esperaba el gatito Cachemir y su dulzura, bueno, en
realidad el gatito era un buen sustitutivo de Bruttini, eso consolaba a
Carballo de su infortunio, el gatito era todo ternura y amor, algo que Carballo
no había obtenido nunca de nadie por mucho tiempo y que le hizo pensar si el
género humano en general no era algo por naturaleza aborrecible y si la
verdadera esencia de los mejores sentimientos humanos que se habían ido
perdiendo, no había quedado en realidad relegada al mundo animal, pensamientos
de Carballo que le llevaban a la melancolía y a la tristeza y a refugiarse en
su cada vez más pequeño mundo, un mundo en el que solamente tenía cabida él,
bueno, ahora él y el gato, el gatito Cachemir que en cuanto Carballo abría la
puerta de su apartamento salía a recibirle y se le enroscaba en las piernas
ronroneando de placer y mirándole amorosamente hasta que Carballo lo alzaba y
le daba un beso en la frente como si fuera un hijo, el hijo que nunca tuvo,
pero había que tener cuidado con encariñarse demasiado, Bruttini volvería a por
el gato y entonces Carballo lo iba a pasar mal porque él era muy sentimental y
muy apegado, y muy frágil también, cada día más frágil según se iba haciendo mayor,
una fragilidad que a veces le hacía pensar si podría romperse de un momento a
otro como una copa de cristal y no volver a ser ya nunca más el mismo de antes.
(continuará)
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