69 – El 69 de
Bruttini
EL 69 de Bruttini se refiere al número de la calle Libertad
en que está su casa, su buhardillita, justo en la Plaza de Chueca, los vecinos
estaban tan hartos de bromitas, pintadas y comentarios graciosos de las visitas,
que encima del número del portal pusieron un azulejo alusivo a tan conocida
postura erótica del Kamasutra, en el cual un dibujo mostraba a una pareja de
hombre y mujer practicándolo, hasta aquí todo normal, bueno, normal por decir
algo, Carballo llegó al portal, había quedado con Bruttini a las seis de la
tarde en la buhardilla, al llegar pudo ver que el portal estaba abierto, entro
y subió los cuatro pisos de escalera, curioso, al llegar fatigado al rellano
comprobó que la puerta de la buhardilla estaba igualmente entreabierta, pensó
que Brutti había previsto su llegada y así la había dejado, Carballo entró,
todo estaba en penumbra, el gatito Cachemir salió de un rincón a recibirle en
silencio y se restregó contra sus piernas mientras estiraba el rabo y
ronroneaba, Carballo avanzó a través de la semipenumbra de la buhardilla y
llegó hasta el biombo de la India que separaba la cama del resto del espacio,
el gatito le seguía tímidamente y le miraba asustado, Carballo se asomó apenas,
algo se oía detrás, como un chapoteo de agua, apenas se asomó se quedó de
piedra, Brutti estaba enroscado con su novia y estaban haciéndose un apasionado
kamasutra en una frenética succión mutua, él enterraba su cara en el abierto
culo de su novia y ella asía el miembro de Bruttini como si fuera el mástil de
un barco y hubiera una gran tempestad, metiéndoselo hasta el fondo de la
garganta hacía que el enorme miembro desapareciera como por arte de magia
dentro de sus fauces que más parecían de leona que de mujer, por su parte
Brutti chapoteaba frenéticamente en la charca del culo abierto de su dama, Carballo reculó en
silencio, el gatito le miró como diciéndole con la mirada que aquello no estaba
bien y lo mismo pensó Carballo que era un puritano devolviéndole la mirada con una
mueca de perplejidad, Carballo se dirigió a la puerta con el gatito detrás,
apenas se dio cuenta que el gatito estaba fuera junto a él cuando cerró
delicadamente la puerta, horror, la puerta hizo clac y quedó encajada, no podía
llamar para que abrieran, y el gatito no podía quedarse allí, se podía escapar,
qué podía hacer?, se preguntó Carballo pillado como estaba entre la espada y la
pared o entre el gatito y el 69, como se prefiera.
(continuará)
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