71 – Las disculpas
de Bruttini
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Bruttini.
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Hombre Comisario, discúlpeme lo de esta tarde,
sé que estuvo en casa y siento lo que sucedió, verá, quería darle una sorpresa
y presentarle a mi novia, por eso estaba todo en penumbra y la puerta
entreabierta, preparé todo con antelación pero un poco antes de su llegada mi
novia y yo nos enrollamos, es que lo nuestro Comisario es pura pasión, ni se lo
imagina, y no pudimos evitar acabar como acabamos, vamos, tal y como usted nos
vio, en plena faena, lo siento, le vi por entre el biombo, por cierto
Comisario, el gatito está con usted?
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Sí Bruttini, así es, Cachemir está conmigo.
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Bueno Comisario, quédeselo unos días si quiere
que usted está muy solo, verá como así le hace compañía y se siente mejor, es
muy cariñoso, pero cuídemelo que le quiero mucho, al gatito claro.
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Vale Bruttini, gracias por dejarme a Cachemir y
no se preocupe que está en las mejores manos.
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Por cierto, Comisario, creo que el incidente de
esta tarde ha venido bien para clarificar las cosas entre nosotros.
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A qué se refiere Bruttini?
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A que de esta manera usted ha tenido ante sus
ojos la prueba palpable de que soy heterosexual.
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Ya, pero eso qué tiene que ver conmigo?
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Verá Comisario, es que yo creo que usted está
enamorado de mí, creo que ya se lo he dicho en otra ocasión.
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No sé qué le hace pensar eso.
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Es una impresión que no sabría explicar.
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Ya.
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Pero no se enfade Comisario, es que no me gusta
pensar que usted está enamorado de mí, me hace sentir culpable, no me gusta que
alguien sufra por mi culpa.
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Vale, esté tranquilo por eso, sinceramente ni me
lo he planteado siquiera.
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Me quedo más tranquilo Comisario y perdone lo de
antes.
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No hay nada que perdonar, felicitarle por su
apasionado noviazgo nada más.
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Bueno Comisario, gracias otra vez y nos vemos,
quédese el gatito unos días, ya le avisaré para pasar a recogerlo.
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Un abrazo Bruttini.
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Un abrazo Comisario.
Cuando colgó el teléfono Carballo se quedó pensativo, a
través del ventanal pudo ver cómo anochecía y comenzaban a caer unos copiosos
copos de nieve sobre la Gran Vía como si fueran el confeti de los desfiles, fue
hasta el dormitorio y vio que Cachemir seguía durmiendo plácidamente sobre el
edredón, tocó el radiador y comprobó que estaba caliente, no quería que el
gatito pasara frío, le miró y no pudo evitar decirle: Cachemir, tu dueño piensa
que estoy enamorado de él, tú qué crees? Entonces el gatito como si hubiera
oído la pregunta lanzó un suave suspiro, Carballo se preguntó qué sentido tenía
realmente la respuesta del gato, tendría que averiguarlo, y tendría que
averiguar igualmente el motivo de esa creencia que tan arraigada parecía tener
Bruttini sobre su enamoramiento por él, un nuevo misterio por resolver pensó
Carballo, o tal vez todo fuera parte del mismo misterio que no hacía sino
crecer. Por cierto, pensó, tengo que comprar comida para el gato.
(continuará)
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