Venice, mon cher Bety, the lagoon…, no sé ni lo que digo,
Venecia me emborracha, hace tanto calor en agosto, debería estar prohibido
viajar a Venecia en agosto, pero por otro lado esa humedad aplastante, ese
calor sofocante, esa ondulada quietud, ese movimiento permanente de reflejos,
agua y turistas, todo eso es tan bello, espero que me comprendas, yo vivía
atrapado en Venecia sin poder salir, prisionero del diablo, menudo pájaro,
había encarcelado a toda la corte celestial en los sótanos del palacio, así me
lo contó durante el desayuno, luego todo fue cierto, me dije para mis adentros,
sucedió realmente, apareció, se me apareció Dios en mi dormitorio junto con
toda la corte celestial…, increíble pero cierto, me contó el diablo que en
realidad me había utilizado como señuelo, como cuando vas a cazar perdices y
pones una en una jaula para que se acerquen las demás y entonces disparas,
horrible, odio la caza, pues así me utilizó a mí, como a una perdiz en una
jaula, por mi bondad, me dijo que era la persona más buena que conocía y que
sabía que aparecerían Dios y todos los demás para intentar rescatarme de sus
garras, y entonces los secuestraría para llevar a cabo su plan, que cuál era su
plan Bety?, muy sencillo, un disparate, ponerme a mí en el trono de San Pedro,
hacerme Papa, tremendo no?, imagíname a mí con la casulla, tan delgado, de
horror, para ser Papa hay que llenar la casulla, nunca se vió un Papa como un
fideo, y encima ponerme la mitra, madre mía!, yo con la mitra parecería una
cerilla, todo cabeza, no quita que mi porte sea elegante y distinguido pero no
para Papa, solamente para una indumentaria clásica masculina doy bien, y te
preguntarás qué pretendía hacer con el Vaticano cuando yo estuviera dentro,
pues eso te lo dejo para otro día porque verdaderamente merece cumplida
explicación aparte y se me hace tarde que tengo que irme, besos,
(continuará)
El paseante
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