Madariaga siempre decía que Hernán Cortes era superior a
Napoleón, recuerdo que en clase de historia en el Colegio leíamos por turnos La
conquista de Méjico de Hernán Cortés, se trataba de leer bien, no equivocarse,
entonar, yo trataba de hacer todo eso correctamente mientras leía todas esas
atrocidades procurando que no me temblara la voz, pero no dejaba de chocarme
que los curas escucharan esos relatos sin pestañear, y ahí voy, ahí quería
llegar, a la Iglesia
y a su cinismo en la conquista del nuevo mundo por los Españoles, Moztezuma
quedó deslumbrado por los españoles se creyó que eran dioses subidos en sus
caballos, pensó que hombre y caballo eran uno solo, les hizo regalos, quiso
hacerse su amigo, les obsequió oro, joyas, tesoros, los españoles en su codicia
pensaron en todo lo que podían conseguir de ellos, no en su amistad, primero
secuestraron a Moztezuma y pidieron para poder liberarle que llenaran una
habitación de oro desde el suelo hasta el techo, el famoso tesoro de Moztezuma,
y así lo hicieron, cuando lo hubieron conseguido decidieron matar al emperador
torturándole salvajemente, como la
Iglesia sólo amparaba la violencia si no se aceptaba por
parte de los conquistados la fe católica, le ofrecieron una biblia que él
rechazó al no saber ni siquiera qué era un libro, su sentencia estaba dictada,
le descuartizaron públicamente en el potro de tortura para así intimidar al
resto de la población.
Fue ver la noticia en la prensa hace unos días sobre el
penacho real que Moztezuma regaló a Hernán Cortés que se encuentra en un museo
de Austria, cuando pensé en todo esto, en la bondad del emperador azteca y la
crueldad y avaricia sin límites de los conquistadores, y en la indiferencia
consentidora de la Iglesia,
y me visualicé leyendo delante del cura La conquista de Méjico, con voz alta y
clara, sin titubear, mientras esas atrocidades iban saliendo de mi boca.
Sinceramente, nunca he creído en la Iglesia, creo en el
ejemplo de Jesús de Nazareth, en Dios, por supuesto, y en otros ejemplos como
madre Teresa o Juan Pablo II, y en ese sector de la Iglesia que está junto a
los necesitados, no en la
Iglesia que está junto a los poderosos y que es un poder más,
creo en Moztezuma, en los Moztezumas de hoy en día, en la bondad, el amor, y la
comprensión, no en la discordia, la avaricia y la división, creo en la
igualdad, el respeto, la paz. Y creo que todo eso se consigue verdaderamente a
través de las enseñanzas de Jesucristo pero no a través del ejemplo histórico
de la Iglesia.
el paseante
el paseante
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