29 – Mirando por
la mirilla
Mirando por la mirilla Carballo pudo ver que al otro lado de
la puerta estaba Bruttini, abrió la puerta y Bruttini irrumpió en el vestíbulo
sobresaltado:
-
Comisario, Comisario, qué dirá que me ha pasado!
-
No lo sé Bruttini, dígame, le encuentro muy
alterado.
-
Verá Comisario, mi mujer ha intentado castrarme.
-
De veras?, realmente increíble!, no puedo
creerlo, con lo dulce que parecía.
-
Pues véalo usted mismo.
Bruttini comenzó a bajarse los pantalones y Carballo trató
de impedírselo diciéndole que le creía, que no hacía falta que se los bajase,
pero el chico estaba tan excitado que los pantalones acabaron junto con los
calzoncillos en el suelo.
-
Vaya, le dio un buen tajo, sí señor.
-
Me desperté sobresaltado, estábamos echándonos
la siesta después de hacer el amor cuando de repente noté un terrible dolor y
me desperté dando alaridos y con un chorro de sangre en la ingle, me fui a
urgencias y me han dado unos puntos, me ha dicho el médico que no me garantiza
nada, que seguramente tendré ya una disfunción eréctil de por vida.
-
Madre mía, qué salvajada, cúbrase, cúbrase que
ya lo he visto.
-
Lo ha visto bien Comisario? Está seguro?
-
Sí, sí, tápese, tápese, por cierto Bruttini, tiene
usted un miembro descomunal.
-
Claro Comisario, de ahí me viene el nombre.
-
El nombre?
-
Bruttini, en origen era el mote que tenía mi
familia en nuestro pueblo de Sicilia.
-
Y qué significa?
-
Guarda
quel cacho piú brutto, y perdone Comisario si lo digo mal, pero es que no
hablo a la perfección el italiano, lo que oí a mi madre porque vine a España de
bebé.
-
Ya, ya, bueno pase y tranquilícese, quiere tomar
algo? Le preparo una tila?
-
Comisario, si no le importa necesito algo más fuerte, tiene ron?,
mejor deme un trago largo de ron con hielo y limón por favor, a ver si me
entono un poco, usted cree que volveré a tener erecciones?, estoy muy
preocupado, un hombre que no puede tener erecciones no es realmente un hombre,
verdad Comisario?
(continuará)
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