Las personas que estamos enamoradas de nosotros mismos es
difícil que nos enamoremos de los demás, porque al enamorarnos es tanto nuestro
amor no sólo físico sino moral por nosotros que proyectamos en el amado nuestro
reflejo y creamos un yo ideal sobre el yo real del otro, lo cual está llamado a
la decepción y al fracaso en tanto en cuanto no vamos a obtener del otro las
respuestas a nuestro amor que esperamos, a mí me sucede eso no sólo en el amor
sino en las relaciones en general, considero que sólo es habitable el mundo en
tanto esté habitado por proyecciones de mi yo ideal, en una especie de población
mundial clonada de mí.
¿Cómo lo veis?
Apasionante, ¿verdad?
Creo que es un asunto que puede dar mucho juego en su
análisis y puede hacernos salir de ciertos errores y malinterpretaciones a las
personas que estamos enamoradas de nosotros mismos.
Por otro lado esta forma de interrelacionarnos con los demás
es algo que dificulta el conocimiento de otras personas porque las reconducimos
siempre a nuestro molde, sin plantearnos el por qué son diferentes, qué las
hace diferentes de nosotros, y en qué medida esa diferencia puede
enriquecernos.
Desde el totalitarismo de nuestro yo bloqueamos la
percepción de la realidad múltiple, cambiante y enriquecedora del otro.
Además uno no está siempre enamorado de uno mismo, o no lo
está con la misma intensidad, con frecuencia pasa crisis de desamor hacia uno
mismo como cualquier otra relación de este tipo y es entonces cuando se
invierte el proceso y pasamos a pensar que en realidad somos como los demás, lo
cual en nuestro idioma significa que nos hemos convertido en seres anónimos,
vulgares, carentes de interés, lo cual nos hace sufrir, porque para alguien que
está enamorado de sí mismo no hay nada peor que sentir la pérdida del amor
hacia sí mismo, entonces se sufre una especie de extrañamiento o alienación
hacia el propio yo que es fuente de enormes pesares y tristezas.
Afortunadamente se trata generalmente de crisis pasajeras y
después vuelve la normalidad anormal en la que vivimos las personas que estamos
enamoradas de nosotros mismos.
Pero me pregunto, ¿quién es totalmente normal?, o mejor aún,
¿en qué consiste la normalidad?, ¿sabría alguien definirla?, ¿describirla tal
vez?
¿Es el amor hacia uno mismo algo normal, o tal vez
recomendable?
En cualquier caso creo que es más beneficioso que el desamor
hacia uno mismo, más constructivo, si bien llevado al extremo puede
distorsionar la percepción de la realidad hasta el punto de aislarnos en una
burbuja, en una jaula de oro, en una torre de marfil.
El paseante
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