La señora de la
limpieza de mi oficina no cree en Dios
Me lo soltó sin más miramientos ni contemplaciones, a un
comentario mío del tipo “habrá que confiar en Dios”, me dijo “yo no soy mucho
de Dios, no creo en Dios, creo sólo en mí, en lo que sea capaz de conseguir por
mí misma”, me quedé atónito, de piedra, no lo esperaba, no sabía bien qué
responder, pero algo tenía que responder, y dije:
-
Rezaré por ti.
Entonces va y me contesta:
-
Eso sí, reza por mí, mi madre también reza por
mí.
Y yo le dije:
-
Rezaré por tu conversión.
A lo cual ella me respondió:
-
Eso está muy difícil.
Pasó la bayeta sobre mi mesa justo en el hueco que queda
libre de papeles, entre el ratón y la cpu y se marchó.
Y encima acababa de obsequiarla con una chocolatina de
chocolate blanco.
Habrá que convocar un concilio, habrá que hacer algo, está
claro que la cosa no puede quedar así, como si nada, que la señora de la
limpieza de mi oficina se descuelgue con semejante pensamiento y con una
seguridad al expresarlo como si fuera Jean Paul Sartre, como si fuera un
filósofo existencialista, como una Simone de Beauvoir cualquiera, no puede ser,
antiguamente las señoras de la limpieza eran devotas creyentes seguro, y antes
de tener que pronunciar semejante sentencia con tal contundencia, hubieran preferido
morir.
Cuando alguien dice no creer en Dios se yergue dentro de mí
el misionero que llevo dentro y quiere como sea desvanecer ese error pero no sé
bien cómo porque me quedo sin argumentos, como si ante semejante barbaridad no
se pudiera decir nada.
Rezaré por ella…, pero ahora que
lo pienso, para qué rezar por ella, seguro que su madre lleva toda la vida
rezando y mira el resultado.
La señora de la limpieza de mi antigua oficina me acosaba
sexualmente, ya os lo conté, era ninfómana, en la nueva oficina tuve una
encantadora, seguro que creía en Dios, pero la despidieron, y esta de ahora
pues a lo que se ve es un tanto agnóstica, se me plantea un problema, no sé si
recomendarla algunas lecturas escogidas o informarme sobre la posibilidad de
hacerla un exorcismo, ¿será el diablo transfigurado en señora de la limpieza? A
mí el diablo siempre me anda persiguiendo, ya lo habréis notado…, New York,
Venecia..., hasta en la oficina está ya, no para de perseguirme, de
tentarme, de intentar hacerme pecar, cada vez está más cerca…
Tengo que hacer algo.
Me da miedo, por las tardes me quedo solo con ella en la
oficina y se produce una situación de inquietante intimidad, una especie de
tensión que llena el ambiente como de una energía eléctrica o magnética, está claro
que espera algo de mí, y en esta ocasión no es sexo precisamente, esa mujer
necesita amor, pero amor divino.
En fin, todo lo que la Iglesia Católica ha creado durante
siglos tirado al suelo de un simple bayetazo.
El paseante
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