lunes, 7 de abril de 2014

A veces me da por pensar...



A veces me da por pensar...
He salido guapo en la foto, ¿verdad?
Es lo que tiene la cámara de mi móvil, es milagrosa, me hago una foto y sale James Dean, increíble.
Bueno, aunque no físicamente, pero en esencia somos iguales, dos mitos.
Como os decía, a veces me da por pensar...
Las personas mayores pensamos mucho, pensamos más que de jóvenes, si de jóvenes hubiéramos pensado tanto no hubiéramos llegado a mayores, para seguir vivo hay que ser ligeramente inconsciente, si no lo eres la vida es difícil de aguantar en ocasiones, como decía, las personas mayores pensamos mucho, pensamos en la muerte por ejemplo, en la fugacidad de la vida, miramos hacia atrás y nos parece que fue ayer cuando éramos niños, jóvenes después, adultos ahora, viejos dentro de nada. La vida deja de ser algo ilimitado que va a durar por siempre, eso parece al comienzo, y se convierte en algo finito cuyo final se otea en el horizonte ya. 

Esto significa un nuevo concepto de la vida, el mundo, la naturaleza, la sociedad, las religiones, la fe..., esto significa un nuevo concepto de uno mismo, o por mejor decir, comenzar a tener por fin un concepto de uno mismo, que por otra parte es un concepto que sirve, desde nuestro punto de vista, a cualquiera, que sirve a la existencia en general.
Uno hace balance, mira hacia atrás y ve un sentido en todo que antes se le escapaba tan metido como estaba en la batalla del vivir, ahora con cierta perspectiva se ve todo de una manera más general, interrelacionada, justificada, pero para alcanzar esta visión se necesita haber vivido, contar con la experiencia de la vida, es un conocimiento al que se va llegando de una forma íntima, día a día, gota a gota, no es algo que a uno le expliquen, eso no sirve, uno necesita vivir la vida para aprenderla y aprenderse a sí mismo, es la única forma.
Analizar, no obstante, el sentido de la vida, no es tarea fácil, inmanencia versus transcendencia tal vez, o una combinación personal de ambas tal vez, conforme uno cumple años suele volverse más intensamente inmanente, disfrutar el momento, y más intensamente transcendente también, pensar en alguna fórmula del más allá, para lo primero es fundamental el estado físico, la ausencia de enfermedades, para lo segundo es fundamental el estado anímico, la ausencia de enfermedades del alma.
Inmanencia y transcendencia, dos polos irreconciliables en ocasiones y felizmente reconciliables en otras, conviene avanzar en su reconciliación, así seremos más felices.
Mirar alrededor para aprender resulta básico en cualquier caso, el espectáculo de la vida es siempre sin dudarlo el mejor espectáculo, vivir en sus múltiples y variadas facetas es siempre la opción más enriquecedora, más sabia, pero vivir sin recetas, o mejor dicho, vivir exclusivamente con arreglo a nuestro propia receta.
La receta de la salsa de la vida.

el paseante
 

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