viernes, 29 de junio de 2012

Los orígenes de la automoción en España (2). El Isetta.



Mi padre tuvo uno antes de tener el Seiscientos, popularmente se le conocía como "el huevo", sobran las palabras, fue el antecesor del Seiscientos, cuando el Seiscientos apareció, desapareció el Isetta.
En España había un licenciatario de la marca italiana, que fabricaba los Isettas en el madrileño barrio de Carabanchel.
En Alemania había otro licenciatario, nada menos que la BMW, ahí es nada, que los fabricaba para el mercado alemán con una mecánica bastante mejorada, los alemanes ya se sabe...
La puerta de acceso (única) estaba en la parte frontal, y el volante iba sujeto a ella, cuando se abría arrastraba al volante con ella, alucinante, pero éste era el único sistema para permitir el fácil acceso al asiento del conductor, así el volante no estorbaba.
Era además descapotable, lo cual permitía que en caso de que por un choque se bloqueara el portón frontal de acceso, se pusiera siempre salir por el techo.
Las ruedas traseras iban más juntas que las delanteras, a menor distancia del eje, para mejorar la estabilidad.
Según mi padre esto garantizaba que te tragabas todos los baches, si los esquivabas con las ruedas delanteras los cogías con las traseras, no fallaba, y las carreteras y calles de la época estaban llenas de baches, la mayoría eran de grava y arena, o, como mucho, de adoquines o asfalto parcheado.
Era este cochecito, el popular "huevo", un híbrido entre moto y coche, a la gasolina había que mezclar aceite como en las motos, para ello contaba con un pequeño depósito de aceite suplementario, pero era mejor mezclarlo directamente en el depósito de la gasolina, por lo visto así se consumía menos.
Y poco más que decir, yo no llegué a conocerlo, era un bebé, además los tres no cabíamos en él, era biplaza, el que sí conocí fue el Seiscientos del que ya he hablado y hablaré...
Qué pena no haber conservado ese cochecito en la familia, hoy valdría una fortuna, me imagino el farde circulando con él, me miraría todo el mundo.
Está en la línea de los minicoches actuales, al que se le ocurra reeditarlo se forra seguro.
Tiempo al tiempo...
En fin, aquellos tiempos heroícos de los comienzos de la automoción en España...

el paseante

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