viernes, 8 de junio de 2012

Algunas ensoñaciones. Fernando Pessoa (por fin). Repetición.



- Pero aquella vez en que una malicia de la oportunidad me hizo creer que amaba, y comprobar de veras que era amado, me quedé, primero, aturdido y confuso, como si me hubiera tocado un premio gordo en moneda inconvertible.

- No hay dificultad en comprender esto una vez se haya visto: una cebra es imposible para quién no conozca más que un burro.

- Somos muerte. Esto, que consideramos vida, es el sueño de la vida real, la muerte de lo que verdaderamente somos.

- Soy un anaquel con frascos vacíos.

- Escribo esto bajo la opresión de un tedio que parece no caber en mí, o necesitar de algo más que mi alma para tener donde estar.

- Perfeccionar haciéndolas fútiles todas nuestras estériles horas.

- Pienso si serán iguales las velocidades idénticas con que caen al mar el suicida y el que ha perdido el equilibrio en la explanada.

- Tenemos lo que abdicamos, porque lo conservamos, soñado, intacto.

- Feliz, por fin, ése que abdica de todo y a quien, porque ha abdicado de todo, nada puede ser quitado ni disminuido.

Fernando Pessoa. El libro del desasosiego.

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