miércoles, 6 de junio de 2012

La confesión de Nerea.


Hola, soy Nerea y he matado a el paseante.
¡Menudo paliza que era el tío!
Y se creía guapo, atractivo y además iba por la vida enseñando el torso, un poco hortera.
¡Pero qué ridículo!
Pobrecillo.
Conmigo intentó ligar incluso, pero qué pensaba, no está hecha la miel para la boca del asno.
Yo le seguía la corriente, me daba pena, hasta que ya me harté de tanta insistencia y tanto romanticismo.
Hasta me escribía poemas, qué cursi, y llegó hasta a regalarme bombones, sólo dos, uno rojo y otro amarillo, seguro que esperaba que los compartiéramos, pero yo le dije que me los comería con mi novio. Menuda cara de incauto se le quedó.
Bueno, pues eso, que me lo he cargado, que menudo plasta, y que para eso está el matarratas, para matar ratas...
Me lo va a agradecer todo el mundo porque además tenía un blog, en el que daba la paliza a diario, iba de culto, de sensible, de solidario, pero el tío en realidad estaba como una cabra.
A mí un día hasta intentó darme un beso, pero menudo bofetón que se llevó. Y luego va y me dice que se lo había dicho Woody Allen, como si él tuviera trato con Woody Allen.
Lo que digo, que estaba chalado, y que está mejor muerto, así no molestará más a nadie.
Además, para evitar que me incriminen me he inventado una historia según la cual le ha matado su compañero de trabajo José Javier que es gay. a ver si cuela, la policía siempre sospecha de los gays, no va a sospechar de una mujer como yo, en cuanto me interrogan se ponen a mirarme las tetas y se creen todo lo que les digo. 
Por cierto, yo creo que el paseante también es gay, estoy leyéndome todo el blog y he llegado a esa conclusión, pero no es un gay cualquiera, en realidad es un gay raro, especial, un gay al que le gustan las mujeres, muy complicado, un caso único.
Retomando el tema, José Javier, su supuesto asesino, sí que lo va a pasar mal, aparte de ir a la cárcel es que como estaba enamorado secretamente de el paseante, va a sufrir mucho por su muerte, seguramente acabará suicidándose en la cárcel.
Lamentable, pero la culpa de todo la tiene el paseante por ser tan melifluo, anticuado y fantasioso, no podía seguir así, le he matado por compasión, por su bien, y es que con esa forma de ser no se puede ir por la vida, él ya no va a sufrir,  y los demás tampoco al no verle sufrir más.
Ha sido un acto realmente altruista por mi parte el matar a el paseante.


Nerea

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