viernes, 1 de junio de 2012

La lectura del fin de semana. Estambul. Orhan Pamuk.


Memorias del premio Nobel turco sobre su ciudad, su vida en ella desde que era un niño, recuerdos de su familia, de las costumbres, de la historia, y de los cambios que vive la ciudad a lo largo de los años y de los cuales es testigo.
Ternura en la visión del mundo desde el punto de vista de un niño, de un adolescente, de un joven, de un adulto, ternura, comprensión, cariño hacia las personas, las cosas, los acontecimientos, y un tono cercano, íntimo, sincero, carente de artificio, de teatralización, de exageración alguna.
Las viejas mansiones de madera de Bósforo abandonadas, los barcos de carga que cruzan ceremoniosos el Bósforo, los barrios de los arrabales, los cambios que va experimentando la ciudad, la luz, el color, la política, Ataturk, la nueva Turquía, la modernización, la progresiva pérdida de la esencia, de las raíces, en pro de la occidentalización, y la memoria del escritor dando fe del paso del tiempo, siendo testigo de una época.
Se identifica uno con estas memorias tan despojadas de todo artificio e intención, tan realistas desde el punto de vista de los sentimientos del escritor respecto de su ciudad, que son además muy amenas de lectura.
Y se identifica uno con estas memorias, digo, porque uno ha vivido de forma parecida aunque en otro lugar, y comprueba uno como en todas partes suceden las mismas cosas, y en la mirada del artista, del escritor, que es también, por cierto, pintor, se retienen las mismas imágenes, cuya fuerza transciende épocas, lugares, costumbres, porque al final hablando de tu ciudad y de los sentimientos que en ti suscita, resulta que acabas hablando de cualquier lugar del mundo.
Universalismo de Estambul en las memorias sentimentales de Pamuk.
Si se ha visitado Estambul mejor que mejor, se valorará de manera más precisa y se identificarán de manera clara los lugares, las tradiciones, la historia, y se comprenderá mejor el libro.
Turquía con sus contrastes entre oriente y occidente, es un país sorprendente, muy interesante para el turista occidental, porque en su geografía han convivido y conviven aún diferentes culturas, razas y religiones, lo que le da una riqueza y un interés muy especiales.
El texto se apoya además en fotografías antiguas de la ciudad, de su familia, de su vida, en grabados antiguos e ilustraciones, lo cual hace que resulte aún más ameno, interesante, y curioso.
Y para terminar decir que el escritor habla también del amor, de su primer amor, y de cómo macó su vida.

el paseante

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