jueves, 28 de junio de 2012

La lectura del fin de semana. Platero y yo. Juan Ramón Jiménez. 1917.


Cuando leí Platero y yo quedé hechizado, me conmovió profundamente la relación que establece el poeta con Platero, su mutuo entendimiento, su cercanía, la cercanía que existe entre todos los seres vivos, la cercanía que hay que saber descubrir.
El comienzo de Platero y yo está escrito con letras de oro en la historia de la literatura, igual que el comienzo de El Quijote, La Odisea o En busca del tiempo perdido.
Prosa poética, elevada, espiritual, etérea.
El poeta, Platero, la naturaleza, los atardeceres, el amor entre los seres vivos, la ternura, la comprensión, la compasión...
Y la dicha de compartir todo eso y de descubrir la verdadera dimensión de la vida que no es otra sino el amor.
Al cabo de muchos años puede descubrir lo que significa el amor por los animales, la ternura tan especial que inspiran, su cariño siempre pendiente de nosotros, y la protección, el amparo, el cobijo que nos piden.
Se diría que al igual que Platero todas mis mascotas han sido como de algodón, que no tuvieran huesos. Son como una nube que pasajera y fugaz cruza nuestra vida para darnos la lección del amor, y de la entrega, de la verdadera entrega.

el paseante

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