15 - El beso de la
muerte
Lentamente Carballo fue recobrándose y tomando conciencia de
que aún seguía vivo y de que aquello no era un sueño, sacó como pudo fuerzas de
su debilidad y se fue aproximando de nuevo al salón, el silbido cada vez era
más potente, más grave, más frecuente, se asomó a la puerta del salón, allí
seguía el cadáver, inmóvil, pálido, con las manos cruzadas sobre el pecho y una
especie de sonrisa de felicidad en el rostro como si ya estuviera en los verdes
campos del edén, en el paraíso, pobre chico, pensó Carballo, con lo bueno que
era, siempre mueren los buenos, pero ese sonido…, ese sonido…, a Carballo le
parecía que provenía del cadáver, se estaría descomponiendo?, pensó que tal vez
era efecto de la pérdida de gases después de la muerte, se fue aproximando y
lentamente, paso a paso, cuando cada vez estaba más cerca del cadáver le dio
por pensar un pensamiento absurdo, descabellado, aquel sonido se parecía en
realidad demasiado a un ronquido, Carballo quería aferrarse desesperadamente a
la idea de que Bruttini seguía vivo aún con la evidencia del cadáver ante sus
ojos, se aproximó aún más, y más, y más, cuando su cara estaba pegada a la de
Bruttini entonces sintió que alguien le sujetaba fuertemente inmovilizándole
por el cuello, quedó paralizado, pensó que le iban a matar a él también y
entonces de pronto el cadáver Bruttini abrió los ojos acercó su cara a la de
Carballo y le besó.
(continuará)
No hay comentarios:
Publicar un comentario