domingo, 1 de junio de 2014

El accidente de la cabrita loca.




Todo lo que te cuento es sin florituras ni adornos literarios.
El domingo lo pasé todo el día en casa como normalmente. Cené, y como los vecinos ingleses estaban de reunión con amistades inglesas, bebidas, música de jazz, perros, buen rollo, pensé que mejor que ver la tele y el  recuento de votos electoral, mejor sería coger el coche e ir a Gandia. Como no tenía ni un porro, puesto que los dos últimos me los fumé por la mañana y había decidido no comprar más en una temporada, para tener algo más de energía pensé que tal vez algo de alcohol sería aconsejable. Cogí tres latas de cerveza.
Llegué sobre las 10.30 a Gandía. Me tomé la primera cerveza y salí a pasear por la playa. Al cabo de un rato volví hacia el coche y encendí la radio y, zas! el recuento de votos. Cambié de emisora y escuché música clásica. Me fui a dar una vuelta con el coche, sin intuir que sería la última vez que disfrutaba del sonido tan estupendo de mi coche.
Volví a la misma playa anterior. Pensé en tomarme las otras dos cervezas, pero sensatamente decidí volver a casa sobre las 0.15.
Soy extremadamente prudente al volante porque me aterrorizan los accidentes de tráfico, y eso que nunca he tenido uno, pero cuando veo alguno ya tengo pesadillas varias horas o días.
La carretera parecía fantasmagórica, menos coches que nunca. Me preguntaba si toda España estaría viendo las elecciones, al fin y al cabo es como una final de liga, la gente quiere ver si ha ganado su equipo o su partido político.
En el recorrido escuché algo de Mozart, no recuerdo qué obra era.
En la última recta de la N 332, apenas 2 kilómetros antes de llegar a mi casa, circulaba a 80 km/h porque hay una limitación de velocidad que así lo establece. Vi por el espejo retrovisor que un coche se me acercaba por detrás pero tomó un desvío a la derecha que va a la urbanización del golf, y en ese mismo instante noté sin ver nada que alguien por detrás iba muy muy rápido, tanto que decidí agarrarme fuerte al volante para ver cómo me pasaba al adelantarme, pero en décimas de segundo sentí como si un misil hubiera explotado contra mi coche por la parte de atrás. Algo así como una bomba fue lo que oí. Mi velocidad paso de 80 km/h a una tan veloz que no podía hacerme con la dirección, sólo pude mirar lo que veía por el cristal delantero, mi coche empezó a balancearse y yo muy fuerte sujetando el volante. Notaba como si estuviera rodeado de sábanas blancas por todos lados excepto el frontal. .pero mi atención por mantener la dirección era lo más importante, y pensé, si vuelco creo que no continuaré vivo, y poco a poco la velocidad fue disminuyendo. Y me preguntaba si estaría vivo o muerto, pero pensaba que si estaba viendo la carretera era porque estaba vivo, los muertos no sueñan, me decía, y mi alegría por estar vivo iba en aumento, hasta que fui a parar al carril contrario, y a lo lejos veía las luces de varios coches que iban por el mismo carril mío. Mi alegría fue indescriptible, salí del coche todo lleno de humo y olor a goma quemada, pensando que podía explotar de un momento a otro.
Me puse con los brazos abiertos indicando precaución a los coches que venían de frente, y pensaba que pararían, pero no, de largo, tal vez pensaban que estaba loco, no sé. Cuando vi el coche me dio aún más alegría, casi eufórica. Estoy vivo, estoy vivo!!!, me repetía constantemente, casi a punto de saltar de alegría. A lo lejos, hacia atrás se veía una luz del coche que se había desviado por la carretera de servicio, pensando que estaría socorriendo al del otro coche que se estrelló contra mí.
Recuperé el móvil que estaba por el suelo y apenas sin batería, llamé al tlf de la guardia civil y les dije, vengan muy rápido que acabo de sufrir un accidente grave. A continuación llamé a mi hermana del Puerto de Santa María para decir cuál era mi estado, es con el único familiar que me hablo. Según estaba hablando vi llegar varios coches de la guardia civil. Uno se paro junto al mío y salieron un guardia y una guardia muy jóvenes y me preguntaron, es usted quien conducía este Toyota? Y no se creían que estuviera casi dando saltos de alegría y ni un rasguño. No paraban de decirme, póngase el chaleco de emergencia que un accidente llama a otro, pero les dije, y yo que sé dónde está!, y así varias veces. Me daba miedo introducirme en mi coche, pero tenía que recuperar las llaves de mi casa, todas las puertas bloqueadas excepto la del conductor. Quise hacer una foto de mi coche pero no había suficiente batería para el flash, por lo que aproveché que el guardia alumbraba con una linterna para sacar una foto. Qué contento me puse de tener un recuerdo gráfico de ese instante.
Como los guardias se quedaron desviando el tráfico, yo decidí retroceder hasta el lugar del impacto, eran como 200 metros aproximadamente, a oscuras totalmente. Vi un coche de atestados de la guardia civil, varios coches más de policía, tres ambulancias y un camión de bomberos. Al acercarme, un guardia civil me dijo, busca usted algo? Y me identifiqué como el perjudicados por la colisión. Me dijeron que el conductor del otro coche estaba tendido muerto sobre la carretera a unos 50 metros de su coche. En seguida vinieron de una ambulancia para decirme que me llevaban al hospital, yo les dije que no, estoy sano y contentísimo, reitere en varias ocasiones.
Y me dijo un guardia civil que soplara para la prueba de alcoholemia, qué susto pasé pensando que una lata de cerveza pudiera dar positivo, pero no dio.
Estuve hablando con el único testigo del accidente y me comentó que venía sin luces el coche que me dio por detrás.
Y empezó la rutina de los accidentes, preguntas absurdas e interminables. Un guardia civil se acercó para traer una cadena de oro que llevaba el muerto, joderrrr! !, dijo, es un pedazo de cadena!
Cuando estaba la grúa llegando, me acordé que debajo de mi asiento guardé el dinero para no andar paseando por la playa con él, como 120 euros, y lo recuperé.
Y observé que lo que yo creía que eran sábanas blancas al impactar, eran los air bag laterales y traseros.
En fin, con la euforia de estar vivo mandé varios whatsapp a amigos para contarles lo sucedido, desde los restos de mi coche.
Y un taxi me llevó a casa. Cuando entre por la puerta del jardín, mis dos perras estaban como aterrorizadas y con temor, pienso que habían oído el impacto del accidente.
Y nada más, ya eran como las 3.30 y a las 6 me desperté y no me volví a dormir.
Y sigo con la misma alegría.

La cabrita loca

  

No hay comentarios:

Publicar un comentario