El paseante enamorado
Ondulante ensoñación, tal vez pesadilla
Recóndita dicha, recóndito amor
Enséñame tu alma plena
Tu pecho cálido, tu boca serena
Tu luz de plata sobre el carmín
Paciencia toda encaramada en tu cintura
Por entre el esplendor de tu sexo
Contenida paciencia que estalla
En el alarido del goce de la pasión
Despiertas a mi voz
Despierto a tus caricias
En la suave dulzura de un nuevo día junto a ti
Terminarán las guerras y llegará la paz
Se extinguirán las florecientes civilizaciones
Y tú seguirás por siempre a mi lado
Vestigio de ti en mi alma
Más allá del tiempo
Vestigio eterno de amor
Y sobre mis labios el perenne recuerdo de tus labios
Y sobre mi mirada tu mirada feliz
Y sobre tu recuerdo toda mi vida
Como un palacio de mármol
Inamovible, inacabado, indestructible
Eterno y febril
José Ramón Carballo
5 de junio de 2012
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