Inquietante y misteriosa película que conjuga el cine de autor con la mejor ciencia ficción.
Es la temperatura a la que arde el papel, Faherheit 451, de ahí toma el nombre la brigada de bomberos.
Unos bomberos que se dedican a quemar libros.
Ray Bradbury escribió la novela y Francois Truffaut dirigió la adaptación cinematográfica.
Un mundo en el que los libros están prohibidos, en el que tener libros es un delito, un mundo en el que los amantes de los libros se exilian fuera de la ciudad y vagan como sonámbulos tratando de memorizar sus libros favoritos.
Un mundo en el cual el pensamiento, la libertad de pensamiento y de conciencia, que el libro representa, están proscritos.
Un mundo de delatores anónimos que denuncian a los poseedores de libros escribiendo sus nombres en un papel y echándolo a los buzones de la policía.
Bradbury y Truffaut retratan esta ficción que el paso del tiempo va convirtiendo en real.
Hoy no hay bomberos exterminadores de libros, ni lectores delincuentes, no hace falta llegar a tanto, porque ya no hay apenas lectores ni libros, la televisión primero e internet ahora han quemado mucho más libros que aquellos bomberos de la ficción, y convertido en delincuentes y marginales a muchos más librepensadores.
Hoy en día el pensamiento único y el hombre unidireccional triunfan sin necesidad de violencia alguna, a través de la sequía de ideas, creatividad e imaginación del mundo adocenado de hoy.
Cuando Bradbury y Truffaut pensaron aquello aún había esperanza, aún parecía aquello una ficción, hoy parece un cuento de niños comparado con la realidad.
Película de culto para los amantes de los libros, esa secta en peligro de extinción...
el paseante
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