lunes, 11 de junio de 2012

Amanece que no es poco.


¿A quién quieres más, al amanecer o al anochecer?
Esto es como cuando eras pequeño y te preguntaban si querías más a papá o a mamá.
Bueno, son cosas diferentes.
El amanecer es masculino, es como si fuera un padre, y el anochecer es femenino, es como si fuera una madre.
El padre sol, energía creadora del universo, nos da la vida cada mañana, renueva en nosotros la fuerza, nos empuja a la lucha.
La madre, la noche, nos recoge en su seno de oscuridad apenas débilmente iluminada por su tenue luz plateada de la luna.
El día nos proyecta al exterior, la noche nos recoge en nosotros mismos.
Y así, cada mañana, después de la oscuridad llega el amanecer, y amanece que no es poco, si ni amaneciera siquiera es que las cosas iban muy mal.
Al menos tenemos la luz del amanecer, esté nublado el cielo o no, la luz abre el mundo como si fuera una llave que abriera la puerta de la vida cada mañana, y todos entramos en la vida, con energías, fuerzas, afanes y luchas nuevas, con proyectos, con nuevas perspectivas que nos hacen precisamente eso, sentirnos vivos.
Llegará un día en que nos cobren el sol, algo inventarán para cobrarnos hasta el sol, y la luna, si cobran uno cobrarán también la otra, al fin y al cabo la luna no hace sino reflejar la luz del sol por la noche, luego cobrarán también por la luna pero algo menos por tener una luz más débil, cobrarán también según las fases de la luna, y cuando no haya luna no cobrarán, el problema será con los días nublados, tanto la luna como el sol no brillarán todo el tiempo de igual modo, pero instalarán algo para medir la intensidad e la luz y cobrarán en función de lo que el aparato mida.
Antes se decía de los pobres que tenían el sol y la luna, un futuro vendrá en que ni eso tendrán.
¿Y por respirar el aire cobrarán también?
¡Qué angustia!
¡Morir de asfixia si no puedes pagar!


el paseante

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