EL AMOR
Desde luego, Jota, hace poco que
soy tu sombra y ya quieres que te hable de amor… Ah, ¿que lo quieres es que te hable del AMOR en
general?, perdona, no te había entendido. Está bien. Haré lo pueda. Pero
recuerda que aunque bebo de tu fuente soy un agujero negro, y que todo lo que
cae en mí lo añado al caos infinito que me define, así que no te sorprenda que
no te reconozcas en mis palabras, o.k.?. Bueno, al grano. Partimos de la base
de que nos enamoramos de algo o de alguien porque nos aporta “algo” que nos
cuesta mucho definir y que nos hace sentirnos bien. El Amor depende tanto de
ese “algo” que en el momento en que éste desaparece surge el Desamor. Si
admitimos esto como cierto, entonces se puede decir que el “Amor desinteresado”
no existe. Es una falacia. Luego está el tema del “Amor verdadero”. Yo creo que
el Amor siempre es verdadero, otra cosa es que ese “je ne se quoi” que lo
provoca esté basado en algo real o lo esté en un espejismo, en una ilusión,
pero el sentimiento siempre será cierto. Y potente.
Pongamos un
ejemplo: Digamos que el amado es una bañera vacía. El amante puede verla vacía
o puede verla llena. Si la ve llena se está engañando, así que en cuanto se
quite el tapón, es decir, que el sueño se tope con la realidad, entonces la ilusión
se escapará por el desagüe y sólo quedara la bañera vacía. También puede ser que
la bañera decida mostrarse llena sólo para atrapar al amante, en cuyo caso
pasará exactamente lo mismo en cuanto se quite el tapón, cosa que sucederá
pronto, porque mantener una mentira mucho tiempo es agotador, la verdad. Pues
estos engaños, o la ausencia de ellos, más el cambio natural que se produce en
los humanos, es lo que determina que el “enamoramiento” dure más o menos en el
tiempo. Lo resumiré más claramente. La duración del Amor –que no su
autenticidad- depende de los siguientes factores:
1.- Que el amado se muestre tal y
como es, es decir, que no engañe. Como dicen los informáticos WYSIWYG (What you
see is what you get).
2.- Que el amante quiera “ver
realmente” al ser amado, es decir, que no se engañe.
3.- Que ninguno de los dos
cambie, o que los cambios no afecten a ese “ello indefinido” que provocó el
Amor.
Si se dan los tres factores –cosa
muy rara- estaremos ante lo que llamamos “Amor eterno”, pero en cuanto falle
uno de los tres vendrá el Desamor. Invariablemente.
Si me preguntas si tú y yo
podríamos enamorarnos te diría que sí. Ahora, si me preguntas si nuestro amor
podría ser eterno, siento decirte que no duraría ni dos telediarios, y ¿por
qué?, me preguntarás triste y desilusionado. Pues primero porque somos
terriblemente variables. No hacemos más que alargarnos y encogernos
caprichosamente. Aparecemos y desaparecemos sin ton ni son. Somos como las olas
del mar. Aunque sí es cierto que nuestros cambios están acompasados. Pegan
entre sí como si pertenecieran a una misma melodía. Pero el obstáculo más
importante, querido Jota, es que al Amor le gusta mezclarlo todo, porque para
él todo es uno, y resulta que nuestras naturalezas son inmiscibles, aunque no por
culpa tuya. En realidad el problema lo tengo yo, porque tú, blanco, eres la
mezcla de todos los colores, mientras yo, negro, sólo soy la ausencia de color.
Sin embargo, igual que la noche y el día se funden en sus límites provocando
amaneceres y atardeceres bellísimos, también nosotros podemos encontrarnos en
esa línea fronteriza que nos convierte en penínsulas inseparables. Sólo en esa
zona común y en determinados momentos podríamos hallar el amor eterno…
Pero, de todas
formas ¿por qué querrías amarme eternamente? ¡qué rollo ¿no?!. Yo creo que es
mejor que me quieras a ratos. Recuerda que puedes hacer conmigo lo que quieras,
porque estoy a tus pies. Dame la forma que necesites para completarte,
invéntame, juega conmigo si lo deseas, cualquier cosa menos enamorarte eternamente
de mí, porque, al fin y al cabo, sería inútil. Soy intangible y fugaz…
La sombra del paseante
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