Me encantan los noviazgos literarios, no aguanto las relaciones amorosas de verdad, el reino de la ficción es el más adecuado para el amor, todo sucede de una manera perfecta, ideal, sublimada, no como en la realidad en la cual todo acaba en aburrimiento, rutina, banalidad...
En el amor literario no hay límites, las almas se funden, el amor dura por siempre, no hay lugar para el desengaño ni la infidelidad, tampoco hay papeles de por medio, ni obligaciones, la entrega es libre, espontánea, sincera, incondicional.
Todos mis amores han fracasado excepto los literarios que duran en perfectas condiciones toda la vida.
La literatura es ese bálsamo que cura las heridas de la vida, y los amores literarios son balsámicos también y curan las heridas que nos causan los amores reales.
Todo amor debería ser exclusivamente literario, el gobierno debería promulgar un decreto que así lo estableciera, sólo de esta manera la población sería más feliz, y, por supuesto, más cultivada.
Primero deberían realizarse unos estudios para introducirse en el tema literario, estudiando las diferentes etapas históricas, tendencias, escuelas, estilos, temas, principales escritores, obras más destacadas, lecturas recomendadas y lecturas obligatorias.
Luego se debería realizar un período en prácticas con un tutor para practicar el amor literario y que corrija los vicios y defectos del novicio.
Más tarde un contrato en prácticas de noviazgo literario, algo así como la primera experiencia amatoria y literaria a la vez, con calificación final y diploma.
Una vez superado esta especie de concurso-oposición amatorio-literario se podría ya ejercer por libre el noviazgo literario, estando capacitado para tener diversas relaciones, sucesivas o simultáneas.
La formación recibida habilitaría para amar literariamente a quién uno deseara, y a su vez para ser amado literariamente por cualquier otro amante literario.
En el caso del noviazgo literario no puede haber bodas, y es que los gustos literarios son algo cambiante como el amor, por eso combinan tan bien amor y literatura, y por tanto las relaciones deben ser abiertas.
Pese a ello está permitida la descendencia, entendida ésta como producciones literarias conjuntas de ambos novios, o de cada uno separadamente.
Los libros son los herederos legítimos de estas uniones porque ellos reciben toda la sabiduría de los miembros de la pareja literaria.
Hacerme caso, emparejaros solamente desde un punto de vista literario, en el blog podéis iniciaros en estos estudios, ser seguidor del blog de el paseante puntúa en el concurso-oposición para la habilitación como novio literario.
Por cierto, no dejéis pasar la ocasión, en verano es cuando más noviazgos literarios surgen, lo sé por propia experiencia...
Besoooosss,
el paseante literario
En el amor literario no hay límites, las almas se funden, el amor dura por siempre, no hay lugar para el desengaño ni la infidelidad, tampoco hay papeles de por medio, ni obligaciones, la entrega es libre, espontánea, sincera, incondicional.
Todos mis amores han fracasado excepto los literarios que duran en perfectas condiciones toda la vida.
La literatura es ese bálsamo que cura las heridas de la vida, y los amores literarios son balsámicos también y curan las heridas que nos causan los amores reales.
Todo amor debería ser exclusivamente literario, el gobierno debería promulgar un decreto que así lo estableciera, sólo de esta manera la población sería más feliz, y, por supuesto, más cultivada.
Primero deberían realizarse unos estudios para introducirse en el tema literario, estudiando las diferentes etapas históricas, tendencias, escuelas, estilos, temas, principales escritores, obras más destacadas, lecturas recomendadas y lecturas obligatorias.
Luego se debería realizar un período en prácticas con un tutor para practicar el amor literario y que corrija los vicios y defectos del novicio.
Más tarde un contrato en prácticas de noviazgo literario, algo así como la primera experiencia amatoria y literaria a la vez, con calificación final y diploma.
Una vez superado esta especie de concurso-oposición amatorio-literario se podría ya ejercer por libre el noviazgo literario, estando capacitado para tener diversas relaciones, sucesivas o simultáneas.
La formación recibida habilitaría para amar literariamente a quién uno deseara, y a su vez para ser amado literariamente por cualquier otro amante literario.
En el caso del noviazgo literario no puede haber bodas, y es que los gustos literarios son algo cambiante como el amor, por eso combinan tan bien amor y literatura, y por tanto las relaciones deben ser abiertas.
Pese a ello está permitida la descendencia, entendida ésta como producciones literarias conjuntas de ambos novios, o de cada uno separadamente.
Los libros son los herederos legítimos de estas uniones porque ellos reciben toda la sabiduría de los miembros de la pareja literaria.
Hacerme caso, emparejaros solamente desde un punto de vista literario, en el blog podéis iniciaros en estos estudios, ser seguidor del blog de el paseante puntúa en el concurso-oposición para la habilitación como novio literario.
Por cierto, no dejéis pasar la ocasión, en verano es cuando más noviazgos literarios surgen, lo sé por propia experiencia...
Besoooosss,
el paseante literario
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