miércoles, 13 de agosto de 2014

La tristeza del cómico. Comentario.




Qué bien escribes. Pero yo no soy muy de mitos, más bien prefiero desmitificar. Ni siento ni padezco cuando oigo cualquier noticia de tal o cual muerte. Todas me parecen muy naturales. Me parece muy normal entender que alguien se suicide por una depresión, como por la muerte del religioso por el ebola... como por un accidente de tráfico. Nos gusta amplificar la realidad cotidiana de hechos cotidianos, no sé si para esconderlos inconscientemente y apartarlos de nuestra vida. Para admirarnos de lo que les ocurre a los demás utilizamos situaciones que tarde o temprano frecuentaremos, y le damos tal vez cierto aire de sorpresa para sentirnos que cuando pasemos por las mismas circunstancias nos gustaría que los demás nos reconocieran o admiraran como a ídolos.
Yo cuando salí ileso del accidente de circulación pensé exactamente así: Qué diferencia de ser alguien conocido a otro como yo que no tiene ni admiradores ni familia ni amigos ni compañeros de trabajo. Si te mueres en la carretera no dejas de ser más que un bulto que molesta a la circulación, esperando que los del servicio de recogida de cadáveres hagan su trabajo y limpien la calzada de los restos de chatarra y de tus propios restos. A la media hora ya no cuentas para nadie. Pero si yo fuera la Pantoja imagínate. Ya no sería un bulto que estorba en la carretera. Se convertiría en el lugar de peregrinación. Posiblemente levantarían un monumento en ese punto kilométrico. Para mí, afortunadamente, sigo siendo el mejor bulto de la carretera, aunque a muchos les moleste y aunque ni siquiera conozcan mi nombre. 


La cabrita loca

No hay comentarios:

Publicar un comentario