Hace una
semana que no fumo ni un solo porro, y como siempre que dejo de fumar, la
libido desaparece como por arte de magia. Estaba fumando a un ritmo trepidante
y eso implica que me elevo tanto, tanto, tanto, que me impide disfrutar de mi
placentera vida cotidiana. Y ahora que por aquí ya es casi primavera, es
una delicia regar todas mis plantas, ver una a una como empiezan a renacer. Es
algo así como disfrutar de los primeros pasos de tus hijos. Y además he
aumentado la familia con nuevos frutales que planté en un terreno nuevo, con lo
que cada brote o cada señal de vida me causan una euforia indescriptible.
Sólo te
entiendo y justifico tu distanciamiento del sexo cuando dejo de fumar, porque a
mí me pasa lo mismo que a ti, lo veo hasta un tanto vulgar.
Pero lo
bueno de la marihuana es que toda esa vulgaridad se convierte en un instante en
una elevación tan placentera que es absurdo no sucumbir de inmediato.
Creo que es
recomendable para nuestra propia existencia y para el enriquecimiento de
nuestros sentidos experimentar cosas así, siempre que no perjudiquemos
gravemente nuestra salud. Yo intento encontrar el equilibrio razonable, pero no
es fácil cuando el placer alcanza unas cotas sobrenaturales. Y te aclaro algo
que he descubierto y practico desde hace unos años, y es que no se necesita
absolutamente a nadie para disfrutar del sexo, y no estoy hablando de
masturbación. Es un estado mental tan elevado que la propia naturaleza se alía
conmigo para facilitarme ese placer tan sublime de que te hablo. No interviene
nadie, ni yo mismo siquiera, es como el nirvana sexual.
La primera
vez que lo experimenté fue en Marrakech, debido a que me estaban dando opio
mezclado con el té, sin yo saberlo. Y estuve así un mes entero, noche tras noche,
sin practicar nada de sexo, pero sintiendo una excitación sexual como nunca
pude suponer que existiera.
Una vez de
regreso a mi casa continué experimentando los mismos síntomas, aunque cada vez
con menor frecuencia. Y ahora que han transcurrido más de 5 años de aquella
experiencia inicial, me admira que haya conseguido encontrar la varita mágica
para activar a mi antojo esas situaciones tan placenteras, sin opio ni
alucinógenos parecidos, un simple porro a mi alcance es suficiente.
Y para colmo
de sorpresas te revelo que ni siquiera se necesita excitación sexual para
sentir el mejor sexo inimaginable. No es estupendo?
La cabrita loca
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