Llevo una hora intentando arrancar el portátil, bueno, una
hora tal vez no, pero unos minutos por lo menos, a mí me parecen horas, está un
poco anticuado el pobre pero me encanta, es para mí como un fetiche, era el
antiguo portátil de mi tío, he heredado su coche y su portátil, él era
escritor, dirigió durante años una revista de farmacia y colaboró en numerosas
publicaciones, era muy querido entre sus colegas, muy apreciado, y tenía un
gran sentido del humor todo lo que escribía, era muy costumbrista, aún conservo
escritos suyos en el ordenador, sus últimos artículos, alguno inacabado,
algunas reflexiones muy personales, fotos, notas, cartas, recuerdos, es como si mi escritura se
superpusiera a la suya, como si el destino me hubiera pasado el testigo de lo
que él inició, como si él me dijera: continúa.
Mi ámbito, mi estilo, mi proyección, son diferentes, yo
mismo soy diferente, aunque en el fondo el motor de la escritura es siempre el
mismo, la insatisfacción supongo, el coche y el portátil, con ambos me
desplazo, por la geografía y por el pensamiento, me traslado, deslizo,
discurro, intento huir de mi insatisfacción.
No se si te aburro Bety, si es así dímelo, a uno le parecen
interesantes sus cosas, tal vez para los demás sean un rollo, te escribo en la
encimera de la cocina, entre el fregadero y la placa Vitro, apoyado en la tabla
de cortar y sentado en un taburete alto, estoy cómodo, curioso, el lugar me
inspira, la luz de la campana extractora es tan acogedora, con mi copita de
champán y haciendo tiempo para la cena, hace mucho frío, tengo la calefacción
puesta, claro, las mascotas son tan frioleras, ellos duermen encima de la cama,
yo les tapo pero se destapan y no pueden coger frío, se pegan a mí para darnos
calor, a media noche me despierto sofocado de calor, el radiador, los dos
perritos y el gato, la manta, la colcha, mis temores nocturnos, mucho calor,
demasiado calor, y me despierto, les acaricio, me pongo a rezar, a veces me
vuelvo a dormir, a veces no, depende, ayer me desperté por dos veces y por dos
veces me volví a dormir, milagroso en mí, desusado, inverosímil, sorpresivo,
agradable, descansé mejor que otras noches y eso al día siguiente se nota, he
estado más clarividente de lo habitual, o por mejor decir menos obtuso.
Tengo tantas cosas para contarte, se me ocurren ideas,
historias, discursos, artículos, ensayos, y todo va quedando atrás en mi
memoria inconcluso, paso al lado de todo ello como si fuera conduciendo en el
coche por la carretera y pasara por paisajes que no me paro a contemplar,
escribir es como conducir, primero conduces, luego te paras y escribes lo que
has visto, a veces la velocidad de la vida te impide pararte, es más atractivo
avanzar que reflexionar, vivir que contar, creo que ahora estoy en una de esas
fases de más vida y menos pensamiento, lo noto.
Tenía pensado hablarte de tantas cosas que al final me
cortocircuito y no te hablo de ninguna, te iba a hablar del sufrimiento, de
nuestro sufrimiento y de si era necesario sufrir tanto y para qué, no lo sé, me
lo pregunto, tal vez vivir sea sufrir, sólo eso, nada más.
(continuará)
Bss,
Jr
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